Mi madre probó una polla joven, y después, la mía - Relatos Eróticos

Mi madre probó una polla joven, y después, la mía

... que la tenía conquistada. Ella sin cambiar su expresión, me dijo.

—No te rías, aún no has conseguido nada. Ni lo vas a tener fácil

Al regresar de la pista decidí que la noche ya había sido intensa en confesiones y era hora de irnos a dormir. En el camino de regreso, recuerdo oírla decirme que lo pasó genial y que se alegraba de que la hubiese acompañado, de que la sacara a bailar, y, sobre todo, de que me hubiese sincerado. Al sentirnos ya a salvo en casa, me propuso tomar otra copa. Conectó una agradable música de una play list que le había oído miles de veces. Se quitó sus tacones, me cogió de la mano y empezó a moverse delante de mí al ritmo, de la música, que pertenecía a ese género inclasificable con ritmo, sin llegar a ser disco. Mientras canturreaba, me echó los brazos por el cuello. El baile se fue haciendo más lento, iba estrechándome contra ella, contorneándose de una manera muy sensual.

—Cristian me ha dicho al oído que quería verme de nuevo —dijo provocativa.

—Es un capullo. ¡Y tú eras mi pareja!

—¿Celoso? —rió fuerte—. Eso es que te gusto ….

—¡Claro que me gustas!, eres una mujer preciosa.

—¿Pero, te gusto, como te gustan las otras mujeres con las que te enrollas?

—Eres mi madre… este juego es peligroso.

—Te he dicho que me quería separar para vivir la vida.

En un pequeño movimiento, abrió el cinturón que cerraba su vestido amplio y lo dejó caer al suelo. Estaba bellísima, entre las penumbras de la luz que entraba por la cristalera del salón, con una combinación preciosa negra y su tanguita mínimo. Acercó su boca, iba a besar a mi madre, semidesnuda bailando entre mis brazos, cuando sonó el teléfono, y me despertó.

Su puta madre, había soñado con mi madre, y tenía la polla hasta arriba. Esa llamada había evitado que me follara a mi madre mientras soñaba. Atendí la llamada, era ella, que debió ser alertada por un sexto sentido que su hijo iba a cometer incesto.

—¿Estás en casa? Espérame voy para allá, necesito hablar contigo —me dijo.

Llegó confundida, pensó que iba a disfrutar de ese chico durante un tiempo, pero al encontrarse de nuevo, había cambiado por completo. Había sido para él una madurita a la que follarse, y ya no le interesaba nada más.

—Tranquila mamá —le dije abrazándola—. No estás acostumbrada a ese tipo de vida. Siempre has estado en pareja, pero ese comportamiento masculino es frecuente.

—Sois todos unos capullos. Me está bien merecido. No me volverá a ocurrir.

—No te culpes, piensa en lo que generó para ti. Que él lo haya pasado bien no quita que tú también lo hicieras. Y seguramente no habría elegido a cualquier mujer, le impresionaste.

—¿Lo dices de verdad o para consolarme?

—Totalmente en serio. Fíjate si estabas atractiva que me quedé dormido y soñé contigo.

—¿Qué soñaste? —preguntó curiosa.

—No te lo cuento. Es demasiado fuerte.

—¿Cómo de fuerte? Anda cariño. Y salimos esta noche como me pediste. Me vendría bien.

—Pues … Soñé que te invitaban a ...