1. Mi madre probó una polla joven, y después, la mía


    Fecha: 20/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... de beber, acabó de madurar un estado divertido y desenfadado.
    
    Al sentarnos, se abrió el vestido y me dejó asombrado. Las piernas las seguía teniendo preciosas y bronceadas, las mostraba casi enteras. Estaba muy sexy, pero con la clase de siempre. Me contó que iba a dejar a Gerardo, que quería disfrutar de la vida. Sabía que él estaba enamorado de ella, pero era consciente de que su futuro con él no era el que esperaba y prefirió cortar la relación, aun sintiéndose en deuda con él, por haberla rescatado de una etapa cuando se separó de mi padre, en la que se sintió descentrada.
    
    —Pero no te busques novio todavía, dame una oportunidad —le dije.
    
    —¡Estoy feliz! No quiero novios. Tú serás siempre mi comodín, cuando te necesite —dijo.
    
    Dio un trago a su bebida.
    
    —¿Has vuelto a ver a Marta?
    
    —Me llama alguna vez.
    
    —¿Os seguís acostando?
    
    —Cuando a ella le apetece. Yo soy para ella otro comodín.
    
    —Tú lo que eres un comodón.
    
    Seguía siendo una mujer valiente. Teníamos que quitarnos todas las caretas.
    
    —Cuando me apoyaste la noche que me viste con Cristian, al sentirme en sus brazos, viniste tú a mi mente.
    
    —A mí me pasó igual, cuando follaba esa noche con Marta, te veía a ti en brazos de un jovencito. ¿Te gustó la experiencia?
    
    —Mucho. No podía imaginar que sería tan excitante
    
    Se quedó seria mirándome.
    
    —¿Te sientes incómodo hablando de esto conmigo?
    
    —No. Ha surgido de forma natural. Tú te has abierto, y me ha parecido que era una buena ocasión para que nos contáramos más de nuestra vida.
    
    Se quedó pensativa, no se veía capaz de decir nada, tenía que procesar mucha información. Y dándole otro trago a su Gin tonic, cogió el mío y el suyo, los dejó en la mesa.
    
    —Pues jovencito si tantas ganas tenías de salir con tu madre, ahora me vas a sacar a bailar. Somos un hombre y una mujer que han salido a divertirse.
    
    No me dejó opción, me cogió de la mano y fuimos a la pista, donde ella disfrutaba moviéndose. Llevábamos algunas copas los dos y estábamos liberados con nuestras confesiones. La vi reír, la hice girarse sobre sí, abriendo su falda hasta mostrar las piernas, concentrando la atención de los que bailaban en ese momento. Estaba radiante
    
    —¿Te alegras de haber salido conmigo? —me dijo con un mohín de mujer fatal, cuando nos sentamos de nuevo. Había bebido más de lo normal, pero estaba razonablemente serena y supuse que era una forma de picarme.
    
    —¡Estoy divinamente, estás preciosa! —Esa noche era una auténtica diva.
    
    —En la fiesta me dijiste que era la mujer más atractiva. ¿Lo piensas de verdad o es la forma de ligar que tenéis los jóvenes?
    
    —Ambas cosas —Puntualicé reforzando su idea—. Lo pienso, y quiero ligarte.
    
    La saqué a bailar, dejándose llevar, y yo, desinhibido del todo, buscaba el contacto físico que ella no rechazó.
    
    —Bailas bien, y es poco habitual en un hombre —le sostuve su mirada, que trataba de averiguar algo a través de mis ojos—. Te sacaré de pareja más a menudo.
    
    Sonreí suponiendo ...
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