1. Mi madre probó una polla joven, y después, la mía


    Fecha: 20/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... a una mujer rebelde, que había decidido dar rienda suelta a sus deseos y yo era el afortunado con quién realizarlos. Que buen trabajo hizo aquel cirujano, sus pechos a modo de bóveda celestial, cubrían todo lo que mi vista alcanzaba a contemplar.
    
    Ayer no percibí la fina señal que la cesárea de mi hermana dejó sobre su piel. El placer que me produjo ver a mi madre, una hembra de muchos quilates comiéndose mi polla me llevó a las puertas del cielo. Como creía que aún no me lo merecía, quise pasar por el purgatorio y con suavidad le quité su boca de mi miembro.
    
    Introduje mi cabeza entre sus piernas y ella expresó su aprobación abriéndose más y elevando su pelvis. Cuando sentí sus líquidos y la oí gritar, me monté sobre ella y la penetré de una vez. Cerró sus piernas en torno a mi cintura,
    
    —Si cabrón, como sabes darme placer, sigue, sigue…
    
    —¿Ese lenguaje es el que enseñas a tus hijos?
    
    —No tengo hijos, soy una hembra en celo follada por un jovencito. No he disfrutado jamás tanto.
    
    Bebí de sus pechos para mantener la hidratación que requería el ejercicio. Cuanta más sed tenía, más bebía. Sus jadeos se acompasaron a mis succiones en sus pechos, acelerando los movimientos de subir y bajar.
    
    —Joder como me gusta que me follen así.
    
    Estaba impresionante, salvaje, con los ojos cargados, jadeante, una auténtica reina. Cambió su postura, colocó sus manos sobre el cabecero de la cama, ofreciéndome su maravillosa espalda.
    
    —Mmm ... fóllame ….
    
    Me coloqué tras ella, y decidí hacer la última carga de la caballería ligera. Comencé a cabalgarla desesperadamente, invitándola a que continuara mi ritmo. Tenerla apretada por sus tetas, a la vez que con mi polla le frotaba el clítoris mientras la penetraba, la subió al Everest del placer, sacándole nuevos tonos a sus gemidos. Cuando sentí que se iba, aceleré para irme también yo, su mamada me había dejado muy debilitado de control y no quería esperar más. Volvió a correrse lo que intensificó aún más mi excitación y descargué en ella todo el morbo acumulado durante la sesión.
    
    —¡Ha sido increíble! —le dije, apretándome contra su cuerpo mientras
    
    Nos quedamos abrazados un rato, iniciando una conversación que era inevitable.
    
    —Encarna, me gustaría seguir manteniendo estos encuentros, pero sin obligaciones… y si te apetece.
    
    — Vas a follarme cada vez que quieras. Quiero disfrutar del sexo con un semental como tú y que exploraremos juntos el universo de los sentidos —me pidió.
    
    —¡Vamos a disfrutar la vida! —acepté la propuesta.
    
    No sabía cuánto duraría, pero sabía que me sentía feliz con ella. 
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