Mi madre probó una polla joven, y después, la mía - Relatos Eróticos

Mi madre probó una polla joven, y después, la mía

... verdad?

—Hagas lo que hagas, te querré y te apoyaré. Pero me debes una salida, arreglándote tan guapa como ibas ayer.

—¡Hecho!

—Y a partir de ahora, dime por donde te vas a mover que no nos crucemos —dije riéndome.

Tenía que admitir que ese chico había sabido moverse bien, porque conseguir la atención de una mujer como Encarna no era nada fácil. Si no fuera mi madre, seguro que querría seducirla. Era la mujer más honesta y generosa que conocía. Y seguro que una mujer que se entregaba con todo al hombre con el que estaba. Ojalá todo le saliera bien y no sufriera. Piqué un poco y me fui a la cama a dormir una siesta. La noche con Marta también me había dejado a mí cansado, pero la idea de imaginar a mi madre follada por un jovencito, alteró mi sueño.

—¿No me pediste salir una noche? Hoy tenemos la ocasión.

La fiesta de esa noche se celebraba todos los años, y era de esas fiestas por lo general tranquilas si ibas en pareja, pero si te presentabas sola, era muy fácil que te asaltasen, en el buen sentido, personas que no te agradaba su compañía y que tuvieras que acabar siendo cortante. Como Gerardo seguía fuera, me pidió que la acompañara.

Dado el tipo de gente que asistiría, se arregló especialmente, eligiendo un precioso vestido largo de fondo negro y muchos estampados oro y negro, de manga larga con escote muy bajo, que arrancaba casi desde la cintura ajustada. Los zapatos de tacón alto, se cerraban con finas tiras doradas. No recordaba haberla visto tan arreglada hacía mucho tiempo. Su melena rubia a mechas, con algunos rizos, la hacía parecer bellísima.

Saludamos a mucha gente, compartiendo el grupo con unas amigas suyas.

—¡Qué sorpresa! —le saludó ese tal Cristian.

—Igual te digo. No me volviste a llamar.

—¡Estás preciosa! —No pudo contenerse al verla tan arreglada —. Te voy a presentar a mi novia Sonia … Este es Carlos, su hijo.

—Encantado Sonia, átalo corto, tu novio es muy guapo —se permitió decir asumiendo que ella no sospecharía nada por su edad.

Se despidieron para irse a otro grupo. Mi madre me puso al corriente de que se habían visto solo un par de veces más. Él le habló de su novia y ella de Gerardo.

Al rato, apareció un señor pesado que perseguía a mi madre descaradamente. Mi madre que no es de enfrentamientos, empezó a sentirse incómoda, lo que percibí enseguida y le propuse escaparnos.

—Eres la mujer más atractiva de esta fiesta Srta. Arroyo y me gustaría, aprovechando lo guapa que se ha puesto, llevarla a otro sitio a tomar una copa. Esta fiesta ya no me divierte.

—Que bien me conoces Carlos. ¿Pero no has quedado para después?

—Ningún plan puede mejorar llevarte a bailar.

—¡Qué galante!

Nos despedimos de los anfitriones, aduciendo que le dolía la cabeza.

Llegamos a la misma disco que la había visto con Cristian, con un ambiente muy de esa época. Pedimos dos gin tonic, íbamos a compartir una noche madre e hijo. Con los vinos que traía, el gin tonic, y su falta de costumbre ...