1. Aurora – Capítulo IV


    Fecha: 13/11/2019, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... entonces. Vamos.
    
    —Caminamos hasta la camioneta y enfilamos hacia un sector de locales comerciales. En una esquina, Manu se bajó de la camioneta y nos pidió que lo esperáramos un par de minutos. No se demoró nada y volvió.
    
    Con una sonrisa le mostró a mi hermano una llave.
    
    —Vamos, a gozar se ha dicho.
    
    Mi hermano se rio y echó a andar la camioneta hacia un sector de colinas.
    
    La cabaña a la que llegamos quedaba frente al mar y tenía la pared del frente toda de vidrio por lo que todo lo que se veía era el océano y era un sector casi deshabitado. Solo se veían cabañas muy separadas unas de otras. Yo no cabía en mí de contenta. Tenía dos dormitorios en el segundo piso con baño y una cama muy grande y en el primer piso había un living-cocina-comedor. Todo amoblado austeramente, pero con mucho gusto.
    
    Hasta ese instante yo no sabía qué íbamos a hacer, pero al ver esa cabaña me imaginé que los cuatro días los pasaríamos ahí como efectivamente ocurrió.
    
    Una vez que nos instalamos, Manu se sacó toda la ropa y me invitó a que nos fuéramos a bañar juntos. Yo miré a Rigo y él me dijo que en esos cuatro días yo tenía permiso para hacer todo lo que quisiera, solo tenía que pedirlo. También me dijo que si había algo que no quería hacer solo tenía que decirlo y nadie se enojaría por eso. Me insistió harto en eso y yo le dije que bueno y me metí a la ducha con Manu.
    
    Manu era más lindo ahora que en el baño de mi casa. Era alto, trigueño, lindo cuerpo, velludo, pero no tanto como mi Rigo y sus bolas le colgaban más que a mi hermano. Su pene era blanco y largo, pero el de mi hermano era más grande y grueso. Y sus pelitos no eran tantos, parece que se los afeitaba. Me gustaba mucho Manu y sus manos me enjabonaban todo mi cuerpo con un jabón de aroma muy rico. Al salir del baño, mi hermano me secó con una toalla bien grande y luego me pusieron un perfume muy rico. Después mi hermano también se fue a bañar y yo me quedé con Manu, así los dos desnudos en la cama que parecía que nos caíamos al mar. Manu se puso de costado y subió una pierna sobre mí y me acarició mi barriguita. Su pene ya se había puesto duro y la cabeza estaba descapullada y roja. Yo la tomé con una mano y él me dio un besito en los labios.
    
    Cuando apareció Rigo, también se subió desnudo a la cama y se puso al otro lado y mientras Manu me ponía el pico en los labios, mi hermano se dedicó a comerme el culo levantándome las piernas con sus manos. Después se subió un poco más en la cama y me tomó de la cintura y me sentó con la conchita sobre su boca y me la comió como él sabe que me gusta. A Manu le cabeceaba el pico y sentí como que estaba a punto y debe haber sido así porque me la sacó y se puso a mirar como Rigo me comía y a acariciarme por todos lados con sus manos calentitas.
    
    Mi hermano me levantó y posándome entre ellos dos se sonrió con Manu.
    
    —¿Cómo está, compadre? —le dijo.
    
    —Mejor no podría estar. Ni en mis mejores sueños —contestó Manu.
    
    —Agradézcaselo a la ...
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