1. Aurora – Capítulo IV


    Fecha: 13/11/2019, Categorías: Incesto Autor: privado, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pecho, entró Rigo y lanzó un fuerte chorro en mi pecho que rebotaba al pecho de Manu. Yo reía contenta con el nuevo juego. Abrí bien grande la boca y mi hermano supo qué hacer.
    
    Otro aprendizaje más.
    
    Esa mañana fuimos a la playa. Había poca gente por la hora, pero nos divertimos. Yo me metí al mar por primera vez y mis hombres me metieron caminando bien adentro conmigo en los hombros. ¡Fue tan divertido!
    
    Luego salimos un poco y cuando el agua les llegaba a ellos a la altura de las vergas me sujetaron con un brazo en mi barriga y me metieron al agua y ambos aprovecharon de agarrarme el choro cuando estaba debajo del agua. En otro momento me pusieron en el agua con las manos en la espalda para que no me hundiera como si me estuvieran enseñando a nadar y con uno a cada lado, mi carita quedó a la altura de sus vergas. Me las restregaron en la cara, pero nada más por si alguien estuviera mirando.
    
    Ese mediodía ellos cocinaron en la cabaña.
    
    Y cuando estábamos terminando de almorzar, mi hermano me dijo algo que me dejó pensando.
    
    —Princesita —me dijo—. Hay algo que tengo que decirle.
    
    Yo miré a mi hermano. No sabía qué me iba a decir. Y pensé que nos íbamos a tener que devolver. Quizás qué cara puse porque mi hermano se rio y Manu también.
    
    —No, mi vida, no nos vamos —adivinó como siempre mi hermano—. Lo que quiero decirle es otra cosa. Mire, mientras estemos aquí en la cabaña Manu y yo somos sus regalos. Estamos aquí para que nos use en lo que quiera. Nosotros no estamos acá para usarla a Ud., es al revés, ¿me entiende?
    
    —No sé, Rigo —respondí. Realmente no sabía que quería decir mi hermano.
    
    —Lo que Rigo quiere decir, mi amor, es que Ud. está en su derecho de pedirnos lo que quiera hacer. Si quiere pico, tómelo. Si quiere cacha, exíjala. Lo que quiera solo pídalo. Nosotros queremos ser sus esclavos estos días. ¿Lo entiende ahora?
    
    —Ah… sí —respondí con una gran sonrisa.
    
    —Y lo otro —agregó mi hermano—, es que lo que pase en esta cabaña quedará en esta cabaña así es que siéntase libre de hacer o pedir lo que quiera. Aprovéchese de nosotros. —sonrió.
    
    —Ya sé lo que quiero —dije yo con mirada pícara.
    
    Rigo y Manu me miraron sonriendo y expectantes por ver qué es lo que yo les iba a pedir. Yo me paré de la mesa.
    
    —Párense aquí y sáquense los shorts —les ordené mientras los chicos divertidos me hicieron caso.
    
    —Ahora inclínense en la mesa y ábranse el culo con las manos —les exigí.
    
    Los hombres se miraron y sonrientes quedaron con las nalgas expuestas. Y así me los comí a los dos. Les metí la lengua hasta donde me cupo. Manu era el más sorprendido porque no sabía el placer máximo que se obtiene de ese estímulo. A Rigo también se lo comí por muchos minutos. Si se cansaron no sé, porque yo estaba bien enviciada en eso y me pasé mucho rato taladrándoles el hoyito. Entremedio también les metí uno, dos, tres dedos bien adentro. Nuevamente fue Manu al que le costó más aceptarlo, porque a Rigo le gusta, él fue el que me enseñó ...
«12...891011»