1. Consuelo familiar


    Fecha: 07/11/2019, Categorías: Incesto Autor: RikiRicardo, Fuente: TodoRelatos

    ... recuerdos agradables? –preguntó, levantando una ceja.
    
    -Es mejor de lo que recordaba –respondí-. Una cosa es poder verte desnuda desde el otro lado del pasillo, pero verte así... Eres una diosa. Se me va a salir el corazón por la boca.
    
    -Gracias, mi vida. Muy dulce de tu parte.
    
    Nuria se acercó a nosotros.
    
    -Es tu turno. Mamá no me cree lo que conté sobre tu instrumento, vas a tener que mostrárselo.
    
    Me puse de pie y me quité la camiseta. En un movimiento rápido, bajé mis pantalones y mi calzoncillo al suelo, quedándome desnudo para que mi madre y mi hermana me admiraran.
    
    -Dios mío –jadeó mamá con los ojos muy abiertos, acariciando mi verga, que daba saltitos de excitación-. Probablemente obtuviste este atributo de mi lado de la familia, no del de tu padre. Increíble.
    
    -¿Ahora me crees? –le preguntó Nuria a mamá-. Te dije que no estaba exagerando cuando me viste cojeando esta mañana. De verdad me metí esta cosa en mi culo.
    
    -Tendré que disculparme por eso más tarde–respondió mamá, dándole un beso en la boca a su hija antes de volver su atención hacia mí-. Ahora, empecemos. Siéntate en el sofá para que podamos concluir lo que empezamos ayer.
    
    Tan pronto como me senté, tanto mi madre como mi hermana se arrodillaron a mis pies. Mi mamá no perdió tiempo y tomó mi erección entre sus manos para darme unas buenas caricias. Luego se inclinó hacia delante para llenar de besos el sensible glande, seguidos de más besos en el tronco. Luego reveló lo que tenía de especial su boca mientras se inclinaba para chuparme.
    
    Me hizo el amor oralmente con sus ojos fijos en los míos. Fue lenta y tierna, pero apasionada al mismo tiempo. Su cabeza se movió lentamente hacia arriba y hacia abajo hasta que la punta de mi verga tocó la entrada de su garganta. Sus labios llegaron a engullir mis diecinueve centímetros de carne. Nuria le apartó el cabello de su rostro para que pudiéramos tener una vista clara del espectáculo que nos estaba brindando. Me encantó ver el contorno de mi pito en su boca mientras sus mejillas se ahuecaban por la succión.
    
    Lo que lo hizo más caliente fue la forma en que usó sus manos mientras me hacía la mamada: con una, me acariciaba las bolas. Con la otra, me masturbaba suavemente.
    
    -¿No es mi turno ya, mami? –dijo Nuria mientras observaba embelesada a mamá.
    
    Mamá sacó mi verga de su boca y se volvió hacia ella. Un hilillo de saliva nos unía.
    
    -Claro que sí, cariño. Perdona por ser egoísta. Me entusiasmé.
    
    -Que mamá siga acariciándome –agregué a modo de súplica, desesperado por continuar sintiendo placer.
    
    Mamá continuó frotando mis bolas y el tronco de mi pito, y lo apuntó hacia Nuria, que se lo devoró sin dudar ni un instante. Sentí un éxtasis increíble. Madre e hija tenían una tremenda habilidad natural, habilidad que se potenciaba al trabajar juntas.
    
    -Qué vista más maravillosa –dijo mamá, conmovida-. Siempre soñé con que mis hijos, mis razones de ser, hicieran el amor. Y que compartieran ese amor ...