1. HICE MUJER A MI HIJA Cuarta parte


    Fecha: 29/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Corsario, Fuente: SexoSinTabues30

    ... pequeña, tranquila. Todas hemos pasado por ello y sabemos que al pricipio es un poquito difìcil, pero te acostumbrarás y luego serás tú misma quien lo pida. Caliéntate y recuerda lo bien que lo pasaste con papá. ¿Recuerdas como disfrutaste al sentir la leche calentita en tu culo? Pues esto va a ser igual, pero mucha más. Nosotras te acariciaremos para que estés siempre mojada, quieres, cariño?
    
    – Si, mamá, por favor, diselo a Anna, acariciadme el coño mientras George la mete. George, por favor, aunque me oigas gritar, no pares y sigue metiéndola. Quiero que lo hagas hasta el fondo, que disfrutes de mi culo, como disfrutas del de mamá y el de Anna, por favor… Como si fuera tu perra.
    
    Elizabeth y Anna se colocaron cada una a un lado de ella, acariciando suavemente tanto el coño de Irene como los huevos de George, incrementando más todavía su erección. Ricardo , frente a su cabeza, le acariciaba despacio los pechos puntiagudos, haciendo resaltar con los dedos la dureza de los pezones y susurrandola al oìdo:
    
    – Tranquila, cariño, disfruta, nota todas la manos que te acarician, déjate llevar y goza. Siente el placer que vamos a darte. Al principio será duro, pero luego será genial.
    
    Los pechos de Irene estaban totalmente sensibles ante las caricias de su padre, mientras su coño se licuaba con las de su madre y Anna. Sentía sus caricias en el clìtoris enhiesto, sus lenguas por la espalda, el culo, las caderas, y el pene durísimo de George en la entrada de su ano, usándolo para embadurarlo con una mezcla de fluidos, liquido preseminal y lubricante.
    
    Irene, con los ojos cerrados y mordièndose los labios presa de la excitaciòn que sentia, bajó la cabeza hasta el suelo, apoyándola en los antebrazos y elevando instintivamente las nalgas. Las caricias de Anna y su madre en el coño la estaban llevando al borde del orgasmo, pero no, aún no…
    
    -Por favor, George, métemela, hazme sentirla bien hondo. Te prometo no gritar, y aunque grite, sigue hundièndola, no pares.
    
    George apoyó su glande sobre la pequeña abertura y empujò, primero levemente y luego con un fuerte impulso de sus caderas, introduciendo casi la mitad del miembro en el culo de la joven, que, fiel a su promesa, solo soltó un fuerte gruñido, manteniendo la posiciòn de sus nalgas. George retiró su polla unos centímetros para volver a empujar con mayor ímpetu, penetrándole todavía más.
    
    Esta vez Irene no pudo contener un grito agudísimo mientras abría totalmete los ojos. Pero se sobrepuso enseguida, animando a George.
    
    – Sigue, George, sigue, no te importe si grito, sigue hundiéndola.
    
    – Te la clavaré toda, cariño, vas a tenerla entera en tus tripitas.
    
    Volvio a retirarla, esta vez totalmente, para embadurnar de nuevo la cabeza de la polla con los restos de lubricante y fluidos que seguian alrededor del ano de Irene, que ya se presentaba como un redondo agujero rojizo. Volviò a apoyarla y de nuevo un fuerte movimiento de caderas la enterró casi por completo en el cuerpo de la ...
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