1. HICE MUJER A MI HIJA Cuarta parte


    Fecha: 29/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Corsario, Fuente: SexoSinTabues30

    ... Irene, colocando luego sus dos cuencos a los pies de George. Al pasar al lado de Ricardo, éste la retuvo, pasando la mano por sus muslos y acariciándola el coño.
    
    -Es espectacular cómo se ha puesto desde hace un año que la conocemos. Tiene ahora… cuantos? -prreguntó a George.
    
    -Dieciséis recién cumplidos. Cuando la conocisteis tenía los 15.
    
    – Y una experiencia que para sí la quisieran muchas mujeres más adultas. Aprenderás mucho de ella, Irene.
    
    – Bueno, espero que de los cuatro -sonrió su hija.
    
    Ana sirvió la comida y escanció vino en las copas, echando agua en uno de los cuencos y la comida en el otro. Se arrodilló al lado de George.
    
    – Señor, permites que tu perra coma a tu lado? -preguntó a su padre.
    
    – Sí, perrita, ya sabes lo que tienes que hacer.
    
    Anna se arrodilló frente a los cuencos y, con las manos a la espalda, comenzó a comer, sorbiendo agua de vez en cuando.
    
    – Y cómo es que la tienes con un plug, George? -preguntó Elizabeth.
    
    – Desde la última vez que estuvimos juntos, creo que hará unos cuatro meses o así….
    
    – Cinco -afirmó Ricardo.
    
    – Eso, cinco meses, tu marido me comentó las ganas que tenia de follar por el culo a Anna, pero yo le comenté que en ese momento lo tenía algo dilatado, porque hacía poco que la había usado yo, y no le daría el placer que se merecía. Por eso, estos cinco meses lo ha mantenido cerrado, hasta ayer, que le puse el plug cuando me llamó tu marido. Así lo tendrá preparado, pero no abierto del todo.
    
    – Muy considerado, George -sonrió Ricardo -muchas gracias. Pero no lo tendrá algo dolorido?
    
    – No me seas cínico, Ricardo, que yo sé que disfrutas cuando tu mujer grita cuando la follamos el culo. Y os sugiero que, si Irene está recién abierta, le pongáis también un plug el día que vayáis a usarla, para que tenga el culito algo más blando. Lo suficientemente prieto como para que os dé gusto y lo suficientemente elástico como para meterla bien.
    
    – Eres un experto, George. Ha sido montada una sola vez, así que tú serás el segundo – se rió esta vez Elizabeth. -Por cierto, que Irene está intrigada por el estereotipo ése del tamaño de la gente de tu raza, jajaja. ¿La puedes aclarar algún concepto?
    
    – Bah, como tú bien dices, son estereotipos. Mejor que lo note ella en vivo y luego me dé su opinión. Aunque siendo casi virgen, se podrá hacer una idea.
    
    – A ver si me la vas a romper, eh? -sonreía Elizabeth.
    
    – ¿Estas tú rota, preciosa? Y me has tenido dentro varias veces, eh? -se reía George.
    
    – Pues por eso te lo digo, cabronazo, por la experiencia que tengo contigo -frunció los morritos Elizabeth.
    
    Así transcurrió la comida, entre risas e indirectas, calentando lentamente el ambiente, ya festivo y lujurioso desde un principio. Cuando terminaron, Anna retiró sus cuencos vacíos y desmontó la mesa, llevando todo a la cocina mientras el resto de los comensales se acomodaba en el amplísimo sofa del salón.
    
    Irene se despojó del pareo, quedando en tanga, colocándose frente a ...
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