1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... Estaban empapadísimas. Pude sentir mi coño abierto y empapado al dejar deslizar mi dedo corazón hasta mi entrada. Efectivamente, el olor de mi coño llenaba implacablemente toda la habitación.
    
    Refunfuñando como una niña, me quité la braga tirándola con furia contra la pared y, ya completamente desnuda para él, de nuevo, salí de la habitación y al momento volví con un bote de crema que tenía en el baño en la mano. Él puso cara de triunfo. Tiré el bote sobre mi cama, y me tumbé en ella boca abajo.
    
    - ¡Eres un guarro! ¡Proponerle algo así a tu propia prima!
    
    Joder, lo que en realidad odiaba no era lo que iba a pasar, que me moría de ganas de que pasara, sino que fuese a pasar así, que fuese a pasar por SU decisión, y no por la mía. Aquella humillación por la manera en que él había estado jugando conmigo toda la mañana. Iba a llegar hasta el final, y lo iba a hacer porque yo era una puta y una tonta y me iba a entregar a él como una puta estúpida e incapaz de controlar a un crío como él porque lo único que pensaba era en follar con una guarra. Sin poder jugar a fingir luego que todo había sido inevitable, que no podía haber hecho nada por evitarlo. Todo aquello era demasiado para mi orgullo.
    
    Y, desde luego, él estaba disfrutando de su victoria.
    
    Pablo cogió la crema y se fui directo a mi culo. Lo sobó con ganas. Con las dos manos. Con todas esas ganas acumuladas en meses de negativas constantes.
    
    Era humillante.
    
    -¡Guarro! - le solté, por decir algo. Yo estaba temblando.
    
    Pero temblaba de placer.
    
    Él me agarraba las nalgas y las separaba para ver bien mi ojete. Me metía los dedos por la raja del culo y, bien untado en crema, me masajeaba el ojete con la yema del dedo índice. Hijo de puta… me dije… qué placer… Entonces sin previo aviso, Pablo me metió el dedo en el culo. Fue de un solo golpe, entero, hasta el fondo. Mi coño rugió. Sorprendida, me quejé:
    
    - ¡Eh, pero qué haces! – sigue, fóllame primo, fóllame entera, fóllamelo todo, me decía a mí misma.
    
    Aquel dedo empezó a pegar fuertes empujones hacia lo más profundo de mi intestino, dilatándome el ano al máximo y girando en el fondo de mis entrañas. Mi primo no se iba a parar ante mis quejas. Más bien al contrario.
    
    Su prepotencia me ponía enferma, aunque más enferma me ponía estar disfrutándolo tan bestialmente. Porque estaba a mil, y yo ya sabía que, por más que me jodiera reconocerlo, me iba a dejar follar entera cuando él, en vez del dedo, me metiera el rabo.
    
    - La apuesta incluía untarte crema por todas partes – me dijo con recochineo.
    
    Pasé de contestar ya. Estaba sintiendo demasiado placer y, la verdad, creo que a aquellas alturas ya habría sido hasta incapaz de articular palabra. Así que me callé como una puta, y me dispuse a disfrutar… como una puta, mientras mi primito me metía y sacaba el dedo del culo con morbosa cadencia. Yo mordía ya mi almohada para no gritar de placer.
    
    - ¿Estás disfrutando eh? Date la vuelta, guarra.
    
    Lo hice, tapándome absurdamente ...
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