1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... calientes por todo lo… por todo lo que ha pasado esta noche, y creo que es mejor que tratemos de calmarnos un poco ahora.
    
    - Pero es que…
    
    - Pero es que nada, Pablo – me giré y encontré unos slips suyos tirados junto al sofá de la sala – mira, toma, ponte estos mismos – al cogerlos mis dedos se hundieron en una mancha costrosa, todavía algo húmeda y pastosa en el interior de la prenda; traté de controlar la oleada de calor que me arrasó al pensar en la procedencia de aquella mancha – vamos a tener que hacer un buen repaso de toda la casa antes de que lleguen tus padres – le dije mientras le alcanzaba sus gayumbos – porque lo tenemos todo regado de braguitas y calzoncillos – Pablo sonrió al escucharme aquello, mientras estiraba su mano para alcanzar su prenda íntima que mi mano le estaba entregando.
    
    - Con lo bien que estábamos así…
    
    - ¿Así qué?
    
    - Así en bolas – me soltó con descaro, cogiendo por fin la prenda.
    
    - Anda, anda… mira, hazlo solo por un rato, ahora mientras desayunamos, ¿vale?
    
    - ¿Y luego nos podemos desnudar otra vez?
    
    - Sí, te prometo que es solo un rato, hasta que vuelvan Meri y Nurita… cuando vengan ellas podemos estar todos en bolas otra vez ¿vale?
    
    - Entonces vale – me contestó, sonriendo satisfecho ante mis palabras - …pero estos están todos sucios, prima…
    
    - Como si eso te hubiera importado estos días… – le respondí divertida, mientras tomaba la bandeja que había dejado en la mesita y la llevaba a la mesa del comedor de la salita, junto al amplio ventanal por donde entraba a raudales el sol del jardín.
    
    Imaginé que Pablo debía de estar tan hambriento como yo, después del intenso ejercicio físico que llevábamos encima, jiji. Desayunamos juntos, apenas cubiertos por unas braguitas obscenamente traslúcidas y por unos slips escandalosamente pequeños para lo que tenían el deber de ocultar, que además estaba abultando entre sus piernas más de lo recomendable. Por no hablar de la evidente mancha de semen semiseco que decoraba aquel paquete hinchado y jugoso…
    
    En cualquier caso, yo estaba a gusto con él. Pero a gusto de verdad, sin el menor pero. Por primera vez en mucho tiempo. Disfrutando, es más, buscando su compañía. Su complicidad. Bajo el brillante sol de la mañana, descubrí sorprendida que estar con él así me reconfortaba. De repente estaba siendo él mismo quien me estaba dando las energías, las herramientas, la oportunidad para...
    
    Aunque yo no tenía ningún plan preconcebido que no fuera, realmente, tratar de aguantar la situación al menos hasta que regresaran mis amigas. Mantenerlo todo en aquel estado de dicha, de perfección, en el que había soltado por fin todo mi deseo sobre él y habíamos reconfigurado nuestra relación hasta un extremo diametralmente opuesto a cuando llegamos a aquella casa, pero todavía en ese paso previo al salto al vacío definitivo, en aquel descanso perfecto que parecía que se me había brindado antes de la tormenta definitiva. Sin tener que pensar en nada, sin tener que ...
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