1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... conversación fue derivando cada vez más hacia temas explícitamente sexuales. Pablo iba indagando con tacto y habilidad, entrando en tromba cada vez que yo le abría tan siquiera la más mínima rendija de alguna puerta. Y yo, en el fondo, estaba tan excitada y tenía tantas ganas de exhibirme así ante él que, si bien al principio pensé que simplemente estaba tratando de responder a su morbosa pero natural curiosidad de casi preadolescente, haciendo rebotar con acierto sus ataques más peligrosos, pronto me vi echándole anzuelos y abriéndole caminos que hasta entonces resultarían absolutamente inimaginables para él como para cualquier chico de su tierna edad. Inevitablemente, sus preguntas empezaron en seguida a tratar de explorar también la intimidad de mis amigas, de Nuria y María principalmente, sobre las que pronto su curiosidad exaltada empezó a palpar babosamente sus cuerpos y sus mentes tratando de que le fueran revelados sus más íntimos secretos, pero también de otras amigas y amigas a los que Pablo conocía en gran número, normalmente por haber coincidido con ellos alguna vez precisamente allí, en casa de mis padres, a la que mis tíos y él eran asiduos (especialmente en verano, por la piscina).
    
    Cuando me quise dar cuenta yo estaba dando demasiados datos y demasiado personales, demasiado explícitos, no solo de mí, sino también de Nuria y Mer, y de algunos otros amigos y amigas. Pablo sonreía cuando le desgranaba alguno de mis vicios y prácticas sexuales, y se relamía al escuchar historias con mis dos amigas. Me di cuenta de que no le estaba poniendo ningún filtro pero, a pesar de ello, ambos parecíamos todavía extrañamente contenidos, dentro de nuestra evidente excitación, que no había hecho más que crecer. Sorprendentemente, su paquete no parecía haber ido a más en aquel rato. No se podía decir lo mismo de mí. Tenía la entrepierna mojada y pastosa, ya que estar contándole todo aquello a la persona que más caliente me ponía en aquellos momentos sobre la faz de la tierra me estaba excitando demasiado. Podía notar un leve olor a coño en el ambiente, incluso, aunque en realidad lo más escandalosamente evidente eran mis pezones, que se habían erizado y crecido tan voluptuosamente que Pablo ya no miraba otra cosa mientras hablábamos, ni yo era capaz de sacarme aquella mirada de encima, porque en realidad solo quería que me siguiera mirando así y sentirme desnudada, comida y violada por aquellos ojos azules de angelito salido.
    
    - ¿Te gustan mucho mis tetas, verdad?
    
    - Jo, prima, claro, es que siempre me han gustado, y poder verlas así… - extendió la mano para acariciarme el lateral de uno de mis senos, luchando ostensiblemente contra su voluntad para esquivar el pezón empalmado en su caricia.
    
    - ¿Siempre te han gustado? – reí divertida – Pablo, ¿pero desde cuando te has fijado tú en…?
    
    - En las tuyas siempre, prima… que nos conocemos desde que nací.
    
    - Ya, pero…
    
    - No sé, siempre me han gustado. Desde que tengo uso de razón, vamos…
    
    - ...
«1...345...24»