1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    LIBRO 3. EPÍLOGO: LIBERACIÓN. CAPÍTULO V.
    
    día 12 - 26.07.2012 - apuesta
    
    A pesar de todas las vueltas a la cabeza que le había dado al tema mientras me duchaba, o precisamente por ello, antes de salir de la habitación de mis amigas había decidido, en el último momento, ponerme braguitas. Cogí unas de Nuria, que fue lo primero que pillé a mano, un semitanga de tejido oscuro bastante traslúcido, aunque limpias eso sí. De repente había sentido esa urgente necesidad de volver a poner alguna barrera de protección sobre mi sexo frente al peligro cada vez más evidente que representaba mi pequeño primo. Era irracional que estuviera sintiendo algo tan fuerte por un crío como él, pero es que al abrir la puerta para ir de vuelta hacia la salita me di cuenta de que iba con el corazón en la boca y muerta de ganas de…
    
    En fin, traté de no pensar en ello, aunque cuando me asomé por el hueco que comunicaba la cocina con la salita pude notar que tenía los pezones todavía durísimos, con un nivel de empalme claramente excesivo con aquel calor y para haber salido hacía un rato de la ducha. Pablo, que estaba acabando de preparar una bandeja con las cosas para desayunar, fijó precisamente su mirada sobre mis duros botones cuando me saludó al verme llegar, sin tratar de disimular lo más mínimo. Instantáneamente, su verga dio un salto y al momento estaba semilevantada en un voladizo inestable y tembloroso, pero exageradamente evidente respecto a su cuerpo. Al girarse hacia mí, sin calibrar aquel cambio excesivo y repentino de su cuerpo adecuadamente, no calculó las distancias y se la golpeó aparatosamente con el respaldo de la silla que estaba junto a la mesita baja que separaba sala y cocina.
    
    - ¡Ay! ¡Joder! – dijo llevándose la mano a la polla y encogiéndose de golpe. La incipiente erección se le había bajado en seco.
    
    - Joder, primo… me ha dolido hasta mí – le dije, tratando de contener una risa absolutamente inapropiada – ¿estás bien?
    
    - Sí, sí… no ha sido nada – dijo irguiéndose de nuevo con una sonrisa y descubriendo sin más su paquete. Su polla colgaba flácida de nuevo, aunque hermosamente alargada sobre sus hinchados cojones - …es solo que…
    
    - Es solo que te has empalmado al verme las tetas, ¿no?
    
    - Jo, prima… - yo seguía empitonada, todavía más si cabe que antes… estar así, sin más, hablando como si nada de su polla y de la excitación que le producía mi cuerpo, era algo que me ponía brutísima.
    
    - Tranquilo, si no pasa nada – le dije, llevándome la mano instintivamente a mi teta izquierda. Sentí mi pezón dolorosamente duro sobre una areola hinchadísima. Aquel gesto hizo vibrar de nuevo el pene de mi primito.
    
    - Uffff…
    
    - ¡Jijijiji! Anda, busca un calzoncillo, ¿vale?
    
    - ¿Qué? No jodas, prima…
    
    - Que sí, anda… vamos, no protestes, si por eso me he puesto braguitas yo también – le dije pasando un dedo por el interior del elástico que rodeaba mi cintura, estirando para dejarle ver mi coño pelado por un segundo – estamos los dos demasiado ...
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