1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... en mi mano vacía. Con el corazón en la boca, desdoblé el pequeño papel.
    
    “NURIA”
    
    El nombre de mi amiga estaba garrapateado con letras mayúsculas de niño con mala caligrafía. Junto a él colocó Pablo el mío, en el que figuraba el nombre de mi amada en primorosa letra femenina, minúscula y cuidada.
    
    - Pero… ¿cómo…? – no daba crédito a lo que acababa de pasar.
    
    - Joder, es evidente, prima… - Pablo se carcajeaba.
    
    - Pero… - no sabía qué decir, era incapaz de reaccionar – no es posible, Pablo, tú no… - era del todo imposible que él supiera aquello - ¿nos has estado espiando? ¿has escuchado algo que…?
    
    - Bueno… ya sabéis que os he estado espiando, claro… pero no ha sido por eso.
    
    - Pero has escuchado algo que…
    
    - Como si hiciera falta, prima.
    
    - Joder, Pablo…
    
    - Has perdido, prima.
    
    - Pablo, no… Tú no puedes…
    
    - Lo has prometido – mi pequeño primo era incapaz ya de reprimir su sonrisa.
    
    - Joder. ¡Joder!
    
    - ¡Has perdido! – se levantó él, gritando.
    
    Yo me levanté con él, pero sin más salí corriendo, confundida y asustada. ¿Cómo era posible que mi primo se hubiera dado cuenta de que Nuria y yo habíamos pasado por fin, después de tantos años de tonteo y sexo sin más, a decidirnos a establecer una relación más profunda, más íntima, más especial? Me metí en mi habitación y cerré la puerta de un portazo. Sin embargo, mi primo no tardó en aparecer allí, abriendo la puerta airado:
    
    - Prometiste cumplir tu parte.
    
    No podía negarme. Pero, sencillamente, no podía entregarme sin más a aquel depravado.
    
    Le miré cabrada. Aquel mocoso no podía salirse con la suya, es que no podía ser que todo fuese a acabar ahora así, por aquella tontería. Era poco... ¡romántico!
    
    Mi coño rezumaba abundante flujo. Mi cuerpo temblaba y mis pezones estaban duros y erizadísimos, apuntando furiosamente a su cara.
    
    Le miré con cara de cabreo.
    
    - Te mueres de ganas, prima.
    
    - ¡Qué coño dices!
    
    - Mírate, joder. Con esos pezones de guarra que tienes…
    
    - Pablo, soy tu prima mayor… ¡no puedes hablarme así!
    
    - Sí, eres la zorra de mi prima mayor – dijo, sobándose su desmedida erección, que tenía ya a punto de desbordar literalmente su maltrecho slip – y estás caliente como una cerda.
    
    - Sal de mi habitación, Pablo – no podía quitar los ojos de aquella mano sobándose tan impúdicamente el sexo delante de mí.
    
    - No pienso hacerlo. Prometiste cumplir tu apuesta.
    
    - Eso es una guarrada, primo.
    
    - Una guarrada, ¿eh? – su mano parecía que iba a arrancarle aquella tranca brutalmente endurecida del cuerpo – pues tú estás deseando que te la haga ya, guarra…
    
    - Qué dices… - por un momento me sentí sucia, y mis manos hicieron el torpe amago de taparme las tetas en un gesto tan absurdo ya como inútil.
    
    - Por favor, Laura… que te huele el coño lo más grande…
    
    - Joder… primo… - mis manos cayeron después de haberme hecho ver las estrellas con solo un ligero roce sobre mis pezones durísimos. Mi mano derecha deslizó sobre las braguitas de Nur. ...
«12...151617...24»