1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... tiempo conmigo.
    
    Me sentía de repente como si estuviera ante un hombre adulto, maduro incluso… un dominante, un Amo capaz de someter a cualquier mujer a su voluntad. Como si, de repente, para mí lo importante hubiera dejado de ser el seguir resistiéndome a sus enfermizos deseos y ahora fuera yo quien estuviera obsesionada en tratar de resultar la esclava perfecta de su voluntad, de ser digna de él y poder resultar, por fin, admitida y aceptada como víctima para el más elevado y más perfecto (y más definitivo, también) de los sacrificios. Mi primo decidió jugar todas sus cartas de una sola vez. Se levantó un momento, y cogió un taco de papel de notas y un bolígrafo del cajón de los papeles de mis padres. Garabateó un “Si Laura gana la apuesta podrá afeitar a Pablo todo el cuerpo por completo”, y puso la nota frente a sí. Luego tomó otro de los papelitos del taco de notas, escribió una cosa en él, lo dobló en dos y me lo dio, diciendo:
    
    - Si yo gano, tú haces eso.
    
    - No pienso follar contigo ahora, primo – me escuché diciendo, como si alguien más en la habitación estuviera por fin velando por mí, tratando de mantener la cordura y poner un mínimo de cabeza en todo aquello.
    
    - Lee primero el papel, y luego me dices – fui incapaz de reprimir mi curiosidad, aun a sabiendas de que mi única opción de parar todo aquello era romper aquel papelito en mil pedazos y salir de allí cuanto antes, alejarme de él y cortar aquella absurda conversación de raíz.
    
    Cogí el papel y, no sin dudar por un último instante antes de abrirlo, leí en silencio mis condiciones: "Si Pablo gana la apuesta Laura se desnudará completamente y dejará que Pablo le unte crema por todas partes todo el tiempo que él quiera y luego le mamará la polla y le hará una paja con el coño". Maldito cerdo, pensé… ¡Era perfecto! Pero era... ¡demasiado! no podía entrar en eso, no… aceptar una proposición así de bestia, así de explícita… una que él mismo había puesto por escrito, además, de su puño y letra... Yo que estaba convencida de que él iba a ser tan evidente como para poner, directamente, que yo iba a tener que dejar que me la metiera, tan dura, tan grande, tan caliente… ufffff. Aquel niño era un loco pervertido, no era normal que pensara aquellas cosas, y mucho menos que me las pidiera así, tan crudamente, por escrito.
    
    Pero era la jugada perfecta. Sencillamente. Estaba claro que yo le habría dicho que no, sin más, a lo de follar. Aunque me muriera de ganas. Pero… ¿cómo decirle que no a aquello? Tampoco era peor que lo que llevábamos horas haciendo. Ya había tenido así la polla en mi coño, no en plan pajearle yo, vale, pero ya habíamos llegado a ese punto de contacto… Joder, le había metido la punta dura a Mer. Le había llenado el coño de lefa. Yo quería sentirla allí. En la entrada misma de mi… Reprimí un enorme deseo, absolutamente irracional, de saltar sobre él. De follármelo ya.
    
    No, no, ¡joder, Laura! Las cosas debían pasar... una cosa era dejarme hacer aquella barbaridad ...
«12...121314...24»