1. La Libertad III_30: día 12_apuesta


    Fecha: 21/10/2019, Categorías: Incesto Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... lo sabía. Aquel crío del demonio me estaba sacando de mis casillas… las ganas de follármelo estaban creciendo ya exponencialmente.
    
    - Pues eso, que te haría una apuesta de verdad…
    
    - ¿Te parece poca la apuesta de ayer? – joder, no me daba tiempo ni a pensar…
    
    - Bueno… he de reconocer que no me esperaba que llegases… que llegaseis tan lejos, la verdad – los ojos de Pablo brillaron desmesuradamente – pero bueno, no todo va a ser sexo, a ver… - traté de salirme por la tangente, antes de que fuera demasiado tarde. Afortunadamente, había sido capaz de reaccionar a tiempo y dejar de meterme en el pozo en el que yo misma me estaba enterrando. Y, sin embargo, aquel calor, aquella excitación creciente en todo el centro de mi coño era implacable, era del todo innegable ya. ¿Y si…?
    
    A ver. Estaba cachonda. Quiero decir, llevaba caliente toda la mañana, pero en todo momento me había autoconvencido de ir relajando el ambiente para tratar de anular por completo durante aquel día el efecto brutal que nuestra pequeña orgía nocturna había tenido. Y, sin embargo, debía admitir ya que mi primo, o tal vez yo misma, o yo qué sé, la vida, si es que igual ya nada podía ser de otra manera y, sencillamente, había llegado ya el momento, por mucho que me quisiera parecer a mí que todavía era demasiado pronto… daba igual: me moría de ganas de follar con Pablo. De repente, me vi dudando, buscando la manera de tentar mi suerte sin que pareciera que lo hacía, me vi obligada a disimular para no ser demasiado obvia… Pero Pablo me tenía tan descolocada, con una sensación de inferioridad tan incontrolable… De repente me había visto en una magnifica posibilidad de liarle para acostarme con él y... ¡no podía ser cierto! mmmm ¿realmente iba a pasar ahora? Después de todo lo que… Pero, ¿realmente era eso lo que quería? Joder… ¿cómo lo había hecho? ¿Pero cómo podía haberme puesto tan sumamente cachonda, de repente? No era, ni mucho menos, lo que yo había pensado, pero es que, de repente, me apetecía tantísimo... El problema es que ya estaba actuando sin pensar. Aquel frenético peloteo mental al que me tenía sometida mi primo, con sus preguntas y respuestas insaciables, que apenas me dejaban hueco para tratar de colarme y escapar de aquel laberinto tupido y espeso en el que me estaba encerrando poco a poco, como quien no quería la cosa… Claro, en una situación así no conviene tomar decisiones, y menos decisiones como la que yo estaba tentada de tomar. Y, menos todavía, tratar de hacerlo intentando quedar por encima de mi primo, cuando era precisamente él quien había sido incapaz de reducirme, desarmarme, encerrarme y controlarme por completo, por mucho que yo pareciera no querer ser consciente de eso. Naturalmente, con los nervios, fui incapaz de pensar algo que tuviera el más mínimo sentido y, pese a ello, en lugar de tratar de echar marcha atrás para salir de allí cuanto antes, volvía a hacer la tontería de siempre, la absurda respuesta que, una vez tras otra, me había hecho ...
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