1. Mi odiosa madrastra (3)


    Fecha: 13/09/2024, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: TodoRelatos

    ... baño. Una vez que terminó con ese sector, se metió en la cocina. De repente largó un grito:
    
    —¡León, vení! —dijo.
    
    Escuché el ruido del agua que salía con mucha presión. Fui hasta la cocina, intuyendo lo que me iba a encontrar. Nadia estaba metida adentro de la bajomesada, que se encontraba con sus puertas abiertas. El agua empezaba a escaparse, y formaba un charco alrededor de mi madrastra. Sabía que justo donde estaba metida se encontraba la cañería. Me acerqué. Me incliné, haciéndome lugar, pues ella ocupaba mucho espacio. Nadia tenía la mano en la cañería, intentando contener el potente chorro de agua que salía disparado de una abertura. Pero sólo lo lograba a medias. El uniforme de mucama ya se encontraba empapado, al igual que su rostro y pelo. Me quedé viendo unos segundos ese momento humillante para ella, hasta que por fin le expliqué:
    
    —¿Ves esto? Es una llave de paso —dije, para luego cerrarla, y de esa manera lograr que el agua dejara de salir por ese caño.
    
    Por primera vez vi su semblante ensombrecido. Parecía que esta vez su estupidez no le hacía ninguna gracia. Y eso que dentro de todo no había sucedido nada grave.
    
    El uniforme, ya de por sí ajustado, ahora mojado, estaba pegado a su cimbreante cuerpo. Sus pezones se marcaron en la tela, eran amenazantemente puntiagudos, lo que me hizo sospechar que no llevaba corpiño.
    
    —Soy un desastre —dijo, y sus ojos parecieron a punto de largar lágrimas.
    
    —No fue nada. Le puede pasar a cualquiera —dije, aunque ni siquiera estaba seguro de cómo había sucedido el accidente. No es que tuviera compasión por ella (o quizás un poquito sí), sino que no me quería ver en la embarazosa situación de que se largara a llorar como una niña.
    
    No sabía nada de plomería, pero parecía algo fácil de arreglar, al menos de manera provisoria. Ya llamaría a un plomero cuando estuviera permitido hacerlo. Mientras tanto, metería una masilla en el tubo para cerrarlo. Me dispuse a secar el piso. Nadia apareció con la ropa cambiada. Ahora vestía un top tipo musculosa color verde, y uno de sus tantos diminutos shorts de jean.
    
    —Dejá, yo me encargo —dije, pensando que me convenía que estuviera dispuesta a cocinar en la noche. Nadia no dijo nada. Simplemente me dejó encargarme del desastre que había hecho en la cocina.
    
    Fuera de ese accidente, se había ocupado bien de limpiar el departamento.
    
    …………………………………………….
    
    —León, me pasas una toalla seca por favor —la escuché decir después, desde el baño principal.
    
    Por lo visto había entrado a darse una ducha y se había olvidado de la toalla. Fui a buscarla, y se la alcancé. Le golpeé la puerta, esperando que la abriera un poco y sacara solo la mano para que yo le entregara la toalla. Pero la puerta se abrió casi por completo.
    
    A esas alturas ya no me asombraba verla media desnuda. En este caso llevaba el mismo top verde con el que la había visto hacía unos minutos, sólo que ya se había despojado de su short, por lo que otra vez tuve el extraño privilegio ...
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