De regreso a casa - Relatos Eróticos

De regreso a casa

... eran acrobacias difícil de emular por ella. Horacio, a cada rato disfrutaba al besarnos y chuparnos nuestras vaginitas o nuestros pechos, nos enloquecía, él se mantenía firme y disfrutaba de la ligereza de nuestras acciones. Su cabecita se mantuvo todo el tiempo bien paradita, lista, solo pedía a ratos que se le lubricara con nuestras lenguas. Y seguía, pero, conociéndolo bien, estimé que ya iba a llegar ese momento en que se desplomaría. Nely lo montaba con su vagina sobre la cara de él. Yo también lo montaba, pero su hermosura dentro de mí, estimando que ya pronto se vendría, como sucedió. Me zafé de él a buen tiempo, le tomé su pene en mi boca y dejé se vaciara dentro de mi garganta. Le dí su tiempo para que terminara dentro de mí, y me lo tragué, sin darle muestras de incomodidad a Nely, que me observaba.

“¿Te lo tragaste?” Me preguntó.

“¡Sí, recibí con ese semen su amor!” Le dije.

“¡Bárbara, yo nunca lo he hecho pero deseo probarlo!” Dijo Nely.

Horacio me abrazó y me dio muchos besos amorosos. Jaló a Nely y nos pasó sus brazos por las espaldas dándonos un abrazo apretado. Así nos quedamos en ese lindo trio amoroso.

Se hizo tarde. Despertamos de ese sueño amoroso en el que caímos después de ese trío que formamos. Hacía hambre, aún no habíamos desayunado y ya era hora del lonche. Repartimos los platillos que Nely había traído aunque solo eran para dos, pero ella se encargó de repartirlos equitativamente, dándonos una cucharada a cada uno y seguíamos muy contentos.

“Me tengo que ir, Fredy va a llegar y tengo que tenerle comida.” Dijo Nely.

“Y tendrás que repetirle a él lo que nos dejaste.” Le dijo Horacio.

“¡No, esto que pasó quedará entre nosotros, a él le voy a dar otras cosas, esas con las que se conforma, aunque añora a Silvia. La desea y a cada rato me la repite, pero él nunca quiere darte cosas bonitas que tú le das, es muy terco!” Dijo.

“¿Le comerás de su semen? ¿Te lo tragarás? Lo que yo me lo pasé no es nada heroico, eso fue por amor.” Le dije.

“¡Todavía falta algo de tiempo para que yo llegue a tragármelo por amor!” Dijo Nely.

El resto de ese viernes lo pasamos apapachándonos, salimos a caminar y a cenar algo típico. El sábado fuimos a desayunar a un café que está en un barquito que es famoso por su pastelería y que sirven un café exquisito. El barquito da un paseo de ida y vuelta en el río.