De regreso a casa - Relatos Eróticos

De regreso a casa

... que viniera?” Le pregunté, temiendo que fuera a decir que Candy.

“Nely, que es la que nos gusta.” Respondió, todavía en voz baja, pero creo oyó su voz. Mientras tanto ella estaba sentada en un sillón de la sala despojándose de pantalones y medias, de esas leggins que Horacio tanto odia.

“¡Ya estoy lista, pero ….. OH! si tienes compañía, ¡Disculpa!” Hizo ademanes de iniciar retirada.

“¡No te vayas! ¡Ven, aquí no hace nada de frío! Si me permites, tendré que quitarte la ropa para que no la arrugues y te mueras de calor.” Le dije. Llegó con una blusa de jersey afelpada, simulando con botones en el frente, bastante escotada, como a ella le gusta. Y una falda larga, como de franela.

“¡Qué bueno que viniste, te echábamos de menos!” Dijo Horacio.

“Necesitábamos a alguien que nos ayudara a calentarnos el corazón.” Le dije. Nos esmeramos Horacio y yo a que quedara desnuda rápidamente. Le levanté la blusa, su brasier le quedaba medio apretado, pero hacía que sus pechos se le vieran más rígidos. Seguía aún medio cohibida, sin saber cómo actuar. Horacio la jaló, la colocó al centro de la cama, entre él y yo. Ella tiene unos pechos bonitos, grandes, aunque algo caídos. Sus pezones se le esconden entre sus aureolas algo más oscuras que el resto de su piel, pero solo cuando no está excitada. Su piel es un encanto, se le siente bonita, muy suave, invita a lamérsela.

Nely volteó y me sorprendió al besarme en la boca, un beso muy largo, nuestros labios saborearon a la otra. Mis manos disfrutaban de la sedosidad de la piel de uno de sus senos. Horacio se apoderó del otro seno, que yo dejaba libre y se lo mamaba como acostumbra, como becerro hambriento, como me lo hace a mí. Ella, después de atenderme a mí, se rodó y se le encaramó sobre el pecho a Horacio.

“¡Me encantas con tus vellos! Son muy seductores, te amo como a Silvia!” Le dijo a Horacio, que le acariciaba su pecho.

“¡Hazte tantito a un lado! a mí también me gustan sus vellos, pero los de abajo.” Le dije, deslizó su cuerpo ligeramente, a que me quedara libre la zona de su lindo pene que quedó por un rato a mi entera disposición, hasta que ella decidió también jugar con él.

“¡Qué lindo, las dos jugando a la vez con el pene de tu marido Horacio!” Dijo Nely y nos compartíamos ese hermoso pene de mi amor. Yo le chupaba sus huevitos, que es una de las cosas que a Horacio le gusta le haga. No consideraba yo que iba a provocarle una pronta eyaculación, él estaba un poco descargado, anoche me encargué de vaciarlo lo más que pude.

Nely se sorprendió del tiempo que tuvimos para nosotras gozarlo sin que Horacio se viniera. Fue mucho, le hicimos de todo como para que hubiera explotado muy pronto, fue una muestra para ella de lo que mi querido hombre era capaz de aguantar.

Las dos tuvimos oportunidad de disfrutar de unos orgasmos hermosos. Disfrutamos probar las diferentes posiciones que intentamos y que nos aumentaron esas sensaciones eróticas. Posiciones que ella no conocía, algunas ...