De regreso a casa - Relatos Eróticos

De regreso a casa

... ¿Es por novedad, o como descubrimiento moderno?”

“¿Te gusta a ti? Me preguntó.

“Ya te dije que dejarme solo lo haría por amor, no es mi preferencia. Si tú me lo pides, con mucho gusto te dejo y hago lo que te plazca.”

Ayer fue una de las más hermosas cogidas. Isaías llamó, que solo al medio día podría venir, ya estaba contratado en otro antro, esta vez en un crucero, o yate que transita en el rio San Lorenzo, solo para turistas escogidos. Yo había aceptado ir a almorzar con Nely, pero le tuve que cancelar.

“¡Disculpa que venga a estas horas, no me gusta hacerlo a espaldas de tu marido, pero trabajo y es muy lejos y a bordo de un yate que navega en el rio!” Me dijo como explicación. Le entregué su chamarra negra y le agradecí la que me había regalado e intenté pagarle, lo cual no quería aceptar.

“¡Tómalo de regreso, te lo pedí prestado!” Le dije

“¡Ya sé, claro que no hubiera sido como paga, es muy poco!” Dijo.

“¡Suficiente para tu putita a la que tuviste que pagarle prestándole a ese muchachote que tienes!” Nos reímos, gozábamos pero, como lo recibí en mi casa, lo hice pasar. Por el frío que ya hacía, yo llevaba pantalones, me los bajó y revisó mí trasero, buscaba la marca que me habría dejado. La buscó de un lado.

“¡Mira, debería de haber quedado del otro lado, junto a la que ya tenía!” La buscó con más detenimiento, yo también me la buscaba y, efectivamente solo un moretoncito se me notaba.

“¡No te dejo ir hasta que me aparezca una bonita cicatriz!” Le dije. Después de un rato y mis ruegos, sí accedió a darme esa mordida que le pedía. Dolió ligeramente. Me quedó roja, no sangró pero sí la sentí fuerte, creo que sí la voy a seguir sintiendo por el resto de mi vida. ¡Más le vale! Como se lo repetí, si no se me queda la cicatriz tendré que venir a forzarlo a que me la remate.

“Al fin, de todas maneras tendré que venir a verte dentro de un año, como ayer te dije.” No le especifiqué para qué, pero creo le quedó muy claro, lo que me hace que me sienta feliz ser algo sadista, lo tendré pensando en mí y, …. o en lo que me dejó de recuerdo, dentro, a pesar de que no será. ¿O a lo mejor sí?

Salvajemente me acostó sobre un sofá, el sofá corto así que ni siquiera yo cabía a lo largo, me levantó las piernas que me quedaron colgando en el descansabrazos, pero en una posición que me hizo sentir muy bien. Después de lograr metérmela sin dificultad, espero que en su totalidad, se inclinó y se apoyó en mi barriga alcanzando mis lindos pechitos que tanto le gustan y que pudieron gozar por bastante tiempo unas caricias, mis tetitas se mantenían bien paraditas y me las succionaba, estoy segura de que ellas ya se acordaban porque se me mantenían bien paraditas, gozando ese tratamiento, y siento que lo esperaban.

Me volteo de frente y recostada sobre el descansabrazos, me abrió de piernas, que me colgaban a los lados y me proporcionó de nuevo ese placer de sentirlo. Me bombeaba, yo trataba de prolongarle su final, luchaba por ...