1. De regreso a casa


    Fecha: 07/09/2024, Categorías: Intercambios Autor: SUSAN, Fuente: TodoRelatos

    ... detenerlo, pero mientras más me esforzaba yo más me debilitaba, no podía detenerlo, ni yo detenerme, los dos terminamos a la vez. Afortunadamente, cuando el ya siente su clímax, tiene aún fuerza para eyacular, yo lo sentía. Lo hermoso es de que debido a su longitud, cuando me termina, su pene aún parece vivito y coleando, sigue muy grande y aun se le puede acariciar con mi lengua.
    
    Me agradecía, a mí por lo que le dí, el que me haya dejado por detrás y agradecía a Horacio por su forma de pensar. Tenía que partir, terminó de quitarme mis calzones, que se habían quedado a la mitad en una de mis piernas, los tomó y los besó. Me los regresó, pero también terminó de retirarme el brasier, que me lo había dejado colgando. A mis pechos les dio sus besos y su chupada, sin pasar por alto mis tetitas.
    
    Recordamos tenía que partir, se conmovió y nos despedimos, él sabía que yo ya me iba a ir. Vio la chamarra que me regaló y más lo debilitó, la besó y me la entregó. La chamarra negra ya se la había devuelto, pero los dólares que me había prestado no me los recibió, aún los traigo en mi cartera. ¿Cuánto les pagarán a las prostis?
    
    En la tarde llegó Horacio. Me encontró sentada en un sofá, meditando. Me vio e inmediatamente me preguntó.
    
    “¿Viste a Isaías?” Recuerdo que no supe qué contestarle, callé por un rato y me dijo “¿Recuerdas que cuando empezábamos te advertí que hasta nos íbamos a enamorar de esas parejas furtivas, repentinas, son como estrellas fugaces, aparecen con mucho brillo y después uno las desea volver a disfrutar? ¡No es posible! ¡Pobrecita de mi niña, sufre mucho ahora! Yo tengo la culpa por haber sido tan laxo y dejarte tan libre.” Me dijo de cariño.
    
    “¿Qué haremos para que pases contenta estos dos días que te faltan para irte?” Me preguntó Horacio. No supe qué contestarle, mi cerebro todavía seguía dándole vueltas a mi conflicto de dos amores.
    
    “¡Llámales a esas dos amigas que has hecho, a ver que se les ocurre a ellas que podamos hacer!” Me aconsejó. Inicié llamándole a Candy.
    
    “¡Ya habíamos planeado invitarlos al dinner, a algún restorán bonito! ¿No desearían ir hoy?” Me preguntó Candy pero no mencionó a Nely y su marido. Aceptamos, el restorán muy elegante, así que tuvimos que ir bien vestidos.
    
    Ellos pasaron a recogernos en un coche muy bonito, ella llevaba un vestido que me pareció un kimono, pero nuestra mayor sorpresa fue que el que manejaba era Oscar. Candy nos presentó a su ‘marido’ según nos explicó, estaban casados. Nadie debía saberlo, él no era el gay que aparentaba en los locales, solo lo hacía, como él nos explicó, como fachada para el tipo de negocios. Ya durante la cena nos explicó ella que él era impotente. Las libertades que él le daba eran para compensarla, pero eran muy esporádicas y especiales, ella lo ama fielmente y solo tiene aventuras esporádicas, por ejemplo con nosotros, pero así como nosotros dos, siempre estamos informados uno con el otro.
    
    La pasamos espléndidamente y quedamos que al día ...
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