De regreso a casa - Relatos Eróticos

De regreso a casa

... seguimos erotizando al público, que más nos aplaudía. Su bola le volvió a crecer mucho, le pregunté, en una de esas vueltas, en voz baja “¿Estas bien? ¿aguantas algo?”

“¡Muy poco! ¡te aviso!” Me dijo y seguimos.

Una chica se montó en el poste y muy bien, hizo varias piruetas, en una de ellas me acercó al poste, yo ya conocía esa pirueta, me abrazó junto con el poste y nos ligamos en un clinch erótico apretado, follamos materialmente, si hubiera sido hombre ni hubiera quedado duda. Seguí con mi rol, hice pausa precisamente en el momento más excitante, yo ya estaba casi desnuda, mis pantis faltaban, pero tenían que permanecer ahí para detener a mi flor.

Actuaron otras chicas que ya habían seleccionado, ya muy diestras en la actuación. Después de esa pausa seguíamos de nuevo nosotras.

“Candy, por favor, ponme pomada en la flor, y a Nely también, tenemos que provocar una tormenta aquí adentro, ¡ya verás! Dile al DJ que nos ponga piezas exóticas, muy calientes, y al final Lambada.” Normalmente actuamos tres o cuatro piezas solamente, pero empezó la música, la segunda fue, creo se llama Macarena, todo el salón bailaba, Oscar los animaba a bailar. Un relajo muy bonito, gritaban y, lo mejor, brindaban, el consumo de las bebidas crecía y los vivos nos metían billetitos en los calzones, o casi tangas. Una pieza más, la gente respiró, pero luego siguió Lambada, Nely aún no sabía cómo, Charly, mi pareja solamente se me embarraba, pero salía del paso, hacíamos como que fornicábamos discretamente durante el baile, ahí si se me cuarteo Charly, me pidió lo dejara ir, lo aventé con discreción, y corrió a camerinos, el otro chico también salió corriendo y entonces solo Nely y yo nos amamos en el escenario.

¡NO SE PUEDEN IMAGINAR! la algarabía, los gritos y el desorden que habíamos creado. Oscar me hizo la seña de que ya más suavecito, que se estaban pasando de límites de orden.

Nely y yo bajamos y fuimos moviéndonos entre las mesas, bailábamos eróticamente, deteniendo con calma ese borlote. Al final, después de muchos aplausos, Oscar les agradeció y les explicó que por reglamento, poco a poco debía de terminar. Muchos apuraron las bebidas que aún les sobraban, otros pedían más, hasta dobles, que no se les negaron. A nosotras nos jaloneaban, nos tentaban y hasta me besaban el trasero, la espalda y varios y varias hasta mis pechos también. De algunas de ellas recibí caricias y hasta propinas. No sé en dónde quedó mi flor, ni mis pantis, al camerino llegué sin ellos, ni brasier. ¿De veras? ¿Habrá sido tan fuerte el relajo? No me dí cuenta en qué momento los perdí.

Don Oscar se reunió con nosotros en la mesa que tenían Fredy y Horacio, lo felicitaban y él se sentía muy feliz con nosotros.

“¡Si yo me quedara más tiempo aquí, hasta te quitaría tu impotencia, verías!” Le dije en secreto. Yo ya sentada en su regazo, moviendo mi trasero sobándome sobre la zona de su polla, para provocarlo. Él rio solamente. Nos abrazó junto con otras chicas, ...