1. Calista.


    Fecha: 06/09/2024, Categorías: Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... …
    
    —Entonces deja de intentar hablar mal de nuestra hija y de mí … mira que estaremos muy bien sin ti …
    
    Hasta ahí llego la discusión, mi ex se calmó:
    
    —Bueno … tal vez … ¡emh! … lo siento … también yo estoy nerviosa …
    
    —Está bien … solo buenos amigos … te deseo que seas muy feliz …
    
    —Bueno … gracias … también tú …
    
    —Bien … entonces los dos seremos felices … ¿Que más puedo hacer por ti? …
    
    —Pues … yo había venido por la ropa, pero si Calista la va a usar, por mi está bien. Comprare nuevos hábitos …
    
    Se encogió de hombros y se paró para marcharse, cogí mi billetera y le pasé unos cuantos miles de pesos.
    
    —Ten … para compensarte un poco por los vestidos …
    
    Mi ex cogió los billetes un poco turbada y tímida y los guardo en un bolsillo de su chaqueta.
    
    —Gracias … emh … bien … ¡Ah!, te dije que nos mudaremos … no vendré por estos lados por algún tiempo … por el trabajo de él, ¿sabes? …
    
    —Nos mantendremos en contacto por teléfono …
    
    Dije sin ninguna inflexión en mi voz, la acompañe a la puerta y la saludé con un apretón de mano. Sin perdida de tiempo me fui directamente a la pieza de Calista, estaba sentada al escritorio donde hacía sus deberes escolares. Un sinnúmero de muñecas Barbie que había recibido en su infancia adornaban la mesa.
    
    —¿Se ha ido, papá? …
    
    —Así es, se ha ido …
    
    Apenas termine mis dichos, ella se puso de pie y voló a mis brazos.
    
    —¡Oh!, lo siento, papá … no quise meterte en dificultad … ¿Sospecho ella algo? …
    
    —Sí, nenita … ella sospechó … pero yo le dije que eran solo sus celos de siempre … al final se calmó y hasta se disculpó …
    
    —¿Deveras, papi? … entonces ahora estamos solitos …
    
    —Solos tú y yo, cariño …
    
    Nos besamos con largos besos con lengua, nos lamimos a voluntad y luego la tomé en brazos y me la llevé a mi dormitorio.
    
    —¡¿Oh?! … ¡Papá! … ¡Ji-ji-ji … Ooohhh! …
    
    Mi hija me echó sus brazos al cuello y reía sorprendida. La puse sobre la cama y ella inmediatamente adopto una posición a lo perrito, se tiró para arriba la falda para que viera su tanga negra. Con la boca entreabierta por la lujuria, calentura y deseo, mi hija me miró diciéndome:
    
    —¡Papi! … terminemos lo que empezamos …
    
    Calista tenía juntas sus piernas blancas como azucenas, me arrodillé detrás de ella y tire lentamente de su tanga, haciéndola bajar hasta sus muslos y luego a sus tobillos, sin objetar nada mi niña abrió las piernas mirando fijamente mi verga que ahora inflaba mis pantalones. Me los quité arrodillándome detrás de mi hermosa princesa. Acaricie su perfecto trasero blanquecino lechoso.
    
    —¡Oooohhhh!, papi … me estoy mojando toda … que rico como me acaricias … te quiero dentro de mí, papi …
    
    Los pezones de mi hija se habían erizado y sus gemidos aumentaban, arrodillado entre sus piernas comencé a pasear mi verga de arriba abajo, frotando mi pene duro como el mármol en medio de los labios rosados de su coño calvo
    
    —¡Oh!, Calista … que bella que eres … tu belleza me excita y calienta …
    
    Gemí ...