1. ¿Un sueño hecho realidad? (7)


    Fecha: 03/09/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: DiosaNix, Fuente: TodoRelatos

    ... ella. Después de una media hora, desperezaron y compartieron otro chapuzón breve. Con tanto jueguecito, ya menos inocente que el del baño inaugural de llegada, ella estaba caliente y ellos, en trance de estar armados. Oli se echó en la toalla abierta de piernas. Dio un soberano morreo a Antonio y clavó sus ojos en los de Markus, que se arrodilló a venerar aquel santuario como le fue mandado. Subió por las piernas de Oli y antes de dedicar caricias a sus muslos le dijo:
    
    —Además de las tetas, tienes unas piernas maravillosas… —Siguió besándolas con hambre hasta llegar a la zona más sensible.
    
    Lamió y besó el escaso trecho que separaba las piernas del coño. Se aplicó con la lengua en su ingle, lo cual la hizo estremecer. Era algo más brusco que Antonio, pero igualmente hábil. Recorrió la raja, primero con calma y luego con ansia, como si tuviera hambre de mujer. Cuando lo notó empapado, presionó el clítoris hasta arrancarle un grito de placer.
    
    —Sí… justo ahí, rubito… cómetelo a gusto…
    
    Oli gemía, pero empezó a jadear cuando sintió un dedo de Markus penetrándola y los labios de Antonio jugueteando con sus pezones sin prisa.
    
    —¡Dios! ¡Qué delicia! ¡Dios! —Exclamaba con la voz entrecortada.
    
    Así estuvieron unos minutos, con Markus dándose un banquete de aquel coño maduro y gordito que tanto agradecía ser mimado. Como si lo hubieran planificado con antelación, las lenguas de sus dos amantes aceleraron sus ritmos en tetas y coño, hasta hacerla estallar en un clímax larguísimo que la sacudió de la cabeza a los pies:
    
    —Me corro, me corro, me corro, me vais a matar de gusto… —Jadeó casi sin voz, retorciéndose de placer.
    
    El alemán no tuvo reparos en beber todo lo que aquella hembra le ofrecía y se sació hasta dejarle el sexo aseado. Oli quedó exhausta pero aún cachonda después de semejante sesión. Nunca había tenido a dos sirvientes de su lujuria y se sintió poderosa y caliente. Tomó aire y observó con deseo los dos mástiles que tenía a su disposición.
    
    —Ponte un condón, rubito —dijo dándole un morreo a Markus.
    
    Siendo como eran de pragmáticos los alemanes, le faltó tiempo para obedecer. Se la enfundó en un látex estriado que Oli no había visto antes y ella volvió a abrirse de piernas para acoger su polla gorda y bien dura. Él le dio un pico de bienvenida cuando notó que su cálida gruta se ensanchaba para recibirlo.
    
    —¡Qué buena estás, Oli! ¡Ohhhhh! —Suspiró de gusto.
    
    Empezó a embestirla con más brusquedad que Antonio, pero le agradaba. El roce de las estrías en su interior le producía un placer extra:
    
    —Sí, sí… Qué rica la fundita y qué bien me follas, niño… —Le dio un azotito en su pecoso culo.
    
    Gemía sin contenerse para deleite de Antonio, que ya empezaba a excitarse otra vez viendo cómo Markus bombeaba con los ojos cerrados, farfullando palabras inconexas. Así estuvieron un buen rato. Mientras el alemán le mantenía el coño ocupado, su expaciente la morreaba, dejándole unos segundos para respirar.
    
    —¿Te gusta, ...
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