A la vejez, Paco - Relatos Eróticos

A la vejez, Paco

... una circunferencia de 11,66 según la British Journal of Urology Internacional. Personalmente no me creo estas medidas, aunque bien es cierto que nos avisan que estas cifras corresponden a la media hecha sobre 15000 sujetos. Paco mostraba una circunferencia exagerada. María le miraba sentada en la cama. Yo, con las cejas arqueadas, estaba atónito. Paco, orgulloso él, mostraba un pene erecto que mediría si, esa media de la que habla la revista anteriormente mencionada. En longitud, claro. Porque en grosor…

-¡Joder, Paco!. Tienes una polla demasiado gorda-Dije para romper el hielo.

El hizo un gesto encogiéndose de hombros mientras María, con la boca formando una “O”, no salía de su asombro.

-Lo sé. Es muy gorda. Pero es normal…

-¡Hombre!, llamar normal a un pene así…¿Cuánto mide de circunferencia?. ¿Lo sabes?.

-Si. 20 cm. Y de longitud 14 cm-Respondió él.

-¡Qué barbaridad, Paco!. Nunca había visto una polla así. Similares si, pero igual…-Y miré a María que seguía ennortada mirando aquél monstruo-María esa no te entra. Te rompe, te desgarra, Jajaja-Sonreí para dar naturalidad a la escena.

Por fin María reaccionó. Estaba claro que las riendas de la situación no las llevaba yo. Ni siquiera Paco, acobardado por verse abordado por un matrimonio obsceno y vicioso. Era María, mi mujer, quien había tejido la red, quien manipulaba, quien decidía…

-Ven, Paco. Siéntate aquí-Dijo María señalando un lugar en la cama justo al lado de ella.

Paco se sentó en un lado de la cama y María, ya excitada, empujó su pecho para que su espalda cayese sobre el colchón. Tomó con su mano aquél pepino y trató de lamerlo. Paco, al notar la lengua de María, resopló.

-Si no te cabe en la boca, joder-Dije mientras asistía a la escena a la vez que movía mi prepucio lentamente de arriba a abajo y de abajo a arriba buscando una erección como la que ya lucía Paco.

No voy a tratar de describir los sonidos que emitía la boca de María. Olvidaré el típico “glup, glup” y dejaré que cada cual imagine el sonido que estime, pero juro que jamás había pensado que un sonido así pudiese salir de una garganta mientras chupabas la polla de alguien.

María se incorporó con la boca llena de saliva, y Paco se tumbó en la cama por completo. Mi mujer se arrodilló entre sus piernas y volvió a batallar con la succión de aquél miembro, que si no llamaba la atención por lo largo, si violentaba ver su grosor.

Tras ella, me arrodillé también. Mi mano buscó perderse entre sus piernas y mis dedos resbalaron por su coño. María estaba excitada, empapada, gemía y babeaba…Con la otra mano alcancé sus pechos que colgaban sobre el vientre de Paco sin llegar a posarse en él. Paco resoplaba. Sus brazos estirados sobre la cama, alineados con su cuerpo, y con las palmas de la mano reposando sobre la sábana, parecían dos remos inertes. María seguía con el coño empapado. Seguía lamiendo aquél pepino (me gustaba el símil porque era lo más parecido a un corto pepino veraniego). Mis dedos ...