A la vejez, Paco - Relatos Eróticos

A la vejez, Paco

... decididos. Y claro, hemos pensado en ti. Si quieres, cenamos y luego lo hacemos. Si te quieres ir…

-Cenamos-Respondió él muy envalentonado-Aunque la verdad, no tengo ni pizca de hambre.

-En ese caso, si no tienes hambre y a Juanjo no le parece mal, nos podemos saltar la cena. Dijo ella.

-¡Estupendo!-Exclamé lleno de un alborozo fingido-Nos saltamos la cena y vamos directos a los postres.

Paco había experimentado una transformación bestial mientras María le comentaba el motivo por el cual le habíamos invitado a cenar. De preocupado y nervioso, había pasado a mostrarse altivo, arrogante, incluso orgulloso. Pensé que su cambio de actitud era debido a que habíamos pensado en él para nuestros morbosos juegos. Lejos estaba de pensar que el único motivo por el que él se encontraba en nuestra casa era porque a María le llamaba la atención su polla gorda. Y estaba a kilómetros de distancia de lo que yo habría preferido para mi mujer. Un tipo joven, más joven que nosotros, bien dotado…un tipo que la hiciese berrear de placer. Me levante de la silla y…

-Bueno, ¿Nos vamos a la habitación o lo hacemos aquí en el salón?-Pregunté.

-En la habitación será mejor, ¿no?-Dijo María.

-¡Pues a la habitación!, ya que no queremos cenar… follar nos dará hambre-Dije procurando buscar un tono natural ante las palabras groseras que salían por mi boca-Ven, Paco…síguenos.

Los tres nos encaminamos a nuestra habitación de matrimonio. María entró la primera y yo, con una mano sobre la espalda de Paco, le invité a secundarla. Tras ellos, entré yo.

-¿Nos desnudamos?-Pregunté-Paco, si tienes que ir al baño, esa puerta al fondo de la habitación, comunica con el aseo. Puedes utilizarlo. Y si te quieres desnudar allí, cuando termines aquí nos encontrarás.

-Si, gracias. He de ir al baño-Dijo mientras nos miraba, a María ya desnuda por completo y a mi a falta de bajar mis calzoncillos.

Paco se adentró en el aseo mientras María y yo nos mirábamos algo desconcertados por la rapidez, quizás, con la que estaban sucediendo las cosas. Pero era lo mejor. No nos íbamos a andar con pamplinas. Queríamos follar los tres y eso era lo que íbamos a hacer. Ya éramos lo suficientemente adultos como para andarnos con mimos. María se tumbó en la cama y yo me recosté a su lado a la vez que me tocaba la polla para despertarla.

Cuando Paco salió del aseo, salió desnudo, evidentemente. María se incorporó de inmediato y se quedó sentada en la cama. Yo, ni me moví, pero confieso que mi cara debió reflejar estupor. Paco no solo era un hombre de mediana estatura, físicamente aceptable, aunque sin marcar musculatura, si no que además, portaba un tapón por polla. ¡Tan gorda y tan corta, había pensado yo cuando me mofaba de su polla junto a María!. Ciertamente, cuando su polla estaba en reposo, o tal vez sudada antes de entrar a la ducha, o salir de ella, su pene presentaba un aspecto de ser pequeño y grueso. Un pene normal tiene una media de 13,12 de largo cuando está erecto y ...