A la vejez, Paco - Relatos Eróticos

A la vejez, Paco

... en el pasillo.

-¿En el pasillo?-Preguntó él.

-Si, en el pasillo. Cuando me fui a ver al fisio. A no ser que os hayáis encontrado en otro lugar más húmedo-Dije con ironía refiriéndome a las duchas.

-No te preocupes, Paco. Juanjo sabe lo que estuvimos hablando-Terció María.

-¿Y qué estuvimos hablando?-Preguntó él algo sonrojado.

-Pues de que nos habías escuchado en la ducha mientras María me la chupaba y tú te habías masturbado.

-Yo, yo…-Miraba a María y a mi con desesperación.

-Tranquilo, hombre. No pasa nada. Son situaciones normales. Cualquiera lo hubiese hecho. María, por ejemplo, solo de pensar que nos habías escuchado en la ducha, se excitó. Imagino que pensando que estabas al otro lado de la pared mientras ella me masturbaba con su boca. Claro que no es lo mismo, saberlo después, que en el momento. Si ella lo hubiese sabido en el instante, que estabas al otro lado…las cosas podrían haber sido distintas. ¿Me equivoco, María?.

-No. Así es-Replicó ella.

-Verás, Paco. Te hemos invitado a cenar porque nos caes bien. Eres un poco pesado en algunas ocasiones, pero eres servicial y amable. A María le caes genial. Ve en ti un tipo agradable y solitario. Eres de nuestra edad año arriba, año abajo. Haces deporte. A María, como ya habrás comprobado, le encanta. Al contrario que a mi, que me cuesta un mundo acudir al gimnasio. El caso es que hoy te hemos invitado para algo concreto. Por supuesto, a cenar. Pero también te hemos invitado…-María me interrumpió.

-Será menos violento si se lo explico yo, Juanjo.

No me parecía una mala idea, porque Paco ya estaba bastante nervioso y diría que hasta asustado.

-Adelante-Dije elevando mi mano en dirección a lugar que ocupaba Paco.

-Mira, Paco. Voy ser muy clara y muy concreta. No es una broma que te estamos gastando. Ni tampoco te vamos a asesinar, Jajaja. Te hemos invitado a nuestra casa para cenar los tres. Y te hemos invitado para que después de cenar, los tres nos vayamos a la cama y los dos me folléis…

Traté de observar la cara de Paco. Fue sorprendente ver como cambió el gesto de su rostro. Ya no era de un gesto de tensión ni preocupación. Ahora era de satisfacción y sorpresa. Miré a María mientras seguía hablando. ¿Riendas?, ¿Qué riendas?. Ella era quien llevaba las riendas de la situación y daba las explicaciones pertinentes. Yo ya estaba al margen.

-…queremos hacer un trío y hemos pensado que a ti te podría gustar. He podido comprobar como me miras, lo que me contaste el otro día…no pienses que somos unos degenerados, ya con nuestras edades no creo que debamos darnos muchas explicaciones, ¿no?. He hablado con Juanjo sobre ello y hemos decidido que si estás dispuesto, lo podemos hacer. Si no quieres, no pasa nada. Pero si te apetece lo que te proponemos, solo tenemos que cenar y después lo haremos. Tú dirás. Si te quieres ir, lo entenderemos. Comprendo que esto te haya pillado de sorpresa, pero nosotros llevamos ya un tiempo pensando en estas cosas y estamos ...