A la vejez, Paco - Relatos Eróticos

A la vejez, Paco

... cosas. Solo me masturbo. ¿Eres bi Juanjo?-Me preguntó.

-No, para nada. Soy hetero. Lo que ha pasado antes ha sido causa de la excitación que teníamos. Créeme si te digo que ha sido la primera vez que le he chupado la polla a un hombre.

-Ha estado bien. No me ha disgustado. Sois fenomenales-Dijo él agradecido.

-Bueno, habrá que ir a comer algo y darnos un tiempo hasta que te recuperes, ¿no te parece?-Le dije.

-¿Recuperarme de qué?-Preguntó.

-De la sesión de sexo. Aunque veo que aún tienes la polla dura, imagino que necesitarás descanso.

-¿Lo vamos a hacer otra vez?-Preguntó entusiasmado.

-¡Por supuesto que lo vamos a hacer otra vez, Paco!-María salió del aseo tal y como entró, desnuda.

-Sigo sin hambre-Dijo él sonriendo.

-Pues en ese caso, no esperemos más-Dijo María a la vez que se echaba encima del cuerpo de Paco que aún seguía en la cama-Quiero más.

-Si no tenéis hambre…-Dije.

-¿Sabéis lo que me apetecería o me gustaría?. Que me hicieseis una doble penetración. Pero no va a poder ser. Tienes la polla demasiado gorda, Paco. Y no me imagino con esto dentro del ano-Dijo mientras la tomaba en sus manos e iniciaba una masturbación lenta.

-Tal vez si Paco te folla por el coño…yo pueda metértela por detrás-Sugerí.

-Quizás probemos-Dijo ella muy resuelta-Aún quedan dos preservativos, ¿no?.

-Si, así es-respondí.

Ahí fue cuando Paco se descubrió como un auténtico compañero de juegos. Se incorporó de la cama y quedó sentado frente a María que se afanaba en esa masturbación lenta que le estaba haciendo con la única finalidad, al menos eso creo, que mantenerla dura para metérsela dentro nuevamente. Paco se agachó entre mis piernas y tomó mi verga en su mano y su boca descendió hasta engullir mi glande por completo. Aquello desencajó a María que empezó a tocarse el coño y mover sus dedos encima de su clítoris. Yo lo recibí como si fuese una norma en mi vida. Paco sabía mamármela. Incluso mejor que María, diría yo. Le avisé que me iba a correr, que separase su boca…pero no me hizo caso. Se aferró a mi verga hasta que me vertí en su boca. María estaba loca, había abandonado la polla de Paco y se tocaba con una mano el coño y con la otra los pechos mientras contemplaba la escena.

Destruido por completo encima de la cama, y mientras me reponía de la corrida que había tenido en la boca de Paco, observé como nuestro invitado metió su cabeza entre las piernas de mi mujer y lamió su coño con delicadeza provocando más gemidos y ayes de placer a la par que algún que otro taco.

-Oh, Dios mío…métemela ya, por Dios. Fóllame entera.

Tomé el cuerpo de María y lo subí encima del mío. Allí, en la cama, con María acostada sobre mi, Paco separó las piernas de mi mujer y lentamente se introdujo en ella. Mis manos acariciaban sus pechos y los dedos de Paco su clítoris mientras entraba y salía de ella. El cuerpo de ella estaba febril, quemaba. La fiebre del sexo nos había invadido a los tres. Paco sondeaba y sondeaba el coño ...