Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... a todas las chicas, aunque seguramente Ariadna, sabía por qué. Ella, no era una excepción, estaba con el culo roto, que le dolía horrores, con el coño dolorido que cogió para meterse a su casa, pero el esclavo la seguía de rodillas como un perro, así que entro en su casa. –Voy a ducharme, porque me duele todo por tu culpa, esclavo. –dijo Ama Ariadna. –No quería ser follada como una perra más. –respondió el esclavo. –Si, lo sé. –dijo ella.

Pero, quería saber lo que se sentía cuando follabas a todas las chicas, tanto Amas como sumisas, y Roberto, te lo digo de corazón, tu eres un Amo nato. –dijo Ariadna. –Así que deja ya de experimentar, Roberto. –dijo Ariadna. –Lo sé, Ariadna. –dijo Roberto. –Ya sé lo que quería, y realmente estoy experimentando lo que me dijo Aisha. –dijo Roberto. –¿El qué has aprendido? –preguntó Ariadna. –Por un lado, la libertad de tu sexualidad y de tu cuerpo, cediendo ese control a otra persona –dijo Roberto. –Por otro lado, experimentar como se siente un esclavo siendo sometido, humillado y adiestrado, –dijo Roberto. –¿Te está gustando ser un esclavo y un perro? –preguntó Ariadna. –Si, es excitante y emocionante, Ariadna. –dijo Roberto. Roberto, le contó su encuentro con una vecina de otro portal llamada Ama Nayib, la cual la había propuesto un contrato de esclavo con ella. Ariadna, preguntó que iba hacer con eso, pero además era esclavo de sus tres vecinas, aceptando ser esclavo suyo. –¿No es demasiado para ti, Roberto? –preguntó Ariadna, un poco descolocada con todo. –Entonces, quieres proseguir con tus juegos por lo que veo. –dijo Ariadna. –Si, exactamente. –dijo Roberto. –Voy a la ducha para ver si se me baja el dolor que apenas puedo andar, y no creo que pueda dormir boca abajo. –dijo Ariadna, marchándose a la ducha, mientras Roberto la seguía, quedándose delante con la polla tiesa, mirando a los pies de Ariadna.

Ella, estaba duchándose, mientras el agua caía por su piel, enjabonándose todo su cuerpo, restregándose la esponja con coño y ano, pegando un gemido de placer, que no pasó desapercibido a Roberto, quela estaba no sólo observando, sino escuchando sus gemidos, excitada y mojándose sus piernas, mientras soltaba liquido por sus muslos. Ariadna, tomó una decisión que no sabía si era acertada, pero volvía a estar cachonda perdida, así que abrió la puerta. –Pasa, Roberto. –dijo Ariadna, dejando entrar a Roberto en la ducha, encontrándola con el culo en pompa, de rodillas a cuatro patas. No llegó a decir nada, ya que Roberto sabía lo que necesitaba y lo que pedía, por lo que, sin pensarlo dos veces, le metió su polla por su culo, pegando un grito de dolor, pero sintió placer con el movimiento de la follada de Roberto. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de placer Ariadna. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía de placer Ariadna. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía de ...