Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... todos los días, esclava. –ordenó su Amo. –Por cierto, compra comida para perros, y te vas echando la comida en ellos. –ordenó su Amo. –Me marcho, ya, esclava. –dijo su Amo. La esclava se acercó de rodillas para besar sus pies en señal de respeto, obediencia y sumisión. –¡Muy bien, esclava! –dijo su Amo. –Mañana en el despacho, me dices si te vas a poner la inyección de cambio de pigmentación de la piel o no, esclava. –dijo su Amo. –Además, tienes los vídeos y las fotos que te hice, así que los ves, una y otra vez, hasta que te vayas mentalizando que tú eres ahora una esclava y perra negra llamada Ariadna. –Tienes permiso para hablar, esclava. –dijo Roberto. –Si, mi Amo Roberto. –respondió la esclava Ariadna, mientras Roberto se marchaba, quedándose ella sola nuevamente en su casa.

Los planes suyos, estaban saliendo bien, tenia sometida a su compañera que desde hacía años quiso dominarla. Ahora tiene sometidas con su polla a sus vecinas amigas, y tenía en mente la famosa Ama Nayib, que era una mujer árabe de increíble belleza. Roberto, se subió a su coche para dirigirse a su casa, pensando en sus siguientes movimientos. Sin duda alguna, él no quería haber sometido a su amiga Ariadna, pero ella, pidió a gritos que lo hiciese cuando se acostó con él, deseando su polla, así que quería ser esclava de su polla, ya lo era. Roberto, cogió el móvil, escribiendo a su esclava Ariadna. –Sobre tu perfil de Ama Ariadna, lo dejó en tus manos si quieres mantenerlo, siguiendo como Ama Ariadna o asumiendo lo que eres, y cambiándolo por esclava Ariadna. –escribió Roberto. –Si, mi Amo Roberto, así lo haré. Besos en sus pies mi Amo Roberto. –contestó su esclava Ariadna. –Gracias, mi Amo, por enseñarme lo que es la sumisión, haciéndome sumisa. –escribió su esclava Ariadna. Roberto estaba pensando una idea genial para poder someter a esa Ama árabe, ya que nunca había conseguido someter a una, porque suelen estar muy escondidas, por lo que iba a ir hablar con su hermano para contarle el plan, ya que el conocía alguien que podía hacer el diseño de esos tatuajes con una tinta borrable que nadie sabría si era verdadera o falsa. Sobre lo de sus tres vecinas Amas, Natalia, Carmen, y Mónica, lo estaba pensando si disfrutar más tiempo siendo su esclavo vecino y luego someterlas. La verdad que la mente de Roberto no paraba de maquinar cosas nuevas por inverosímiles que parezcan. En los siguientes días, iban a darle el veredicto a la acusada llamada Angela, que él, había preparado, porque no tenía escapatoria con las pruebas presentadas. Robert conducía con el coche empezando a recibir mensajes de las vecinas amigas de su esclava, queriendo quedar con él, para follar, ya que estaban que se subían por las paredes, mientras Roberto cogía el teléfono para contárselo a su hermano, todo lo que había hecho, riéndose de placer. –¡Ja, ja, ja, ja! –reía Roberto.