Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

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–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

–Soy una esclava y una puta sumisa, una zorra, guarra y cerda, soy esclava de mi Amo Roberto, le pertenezco y soy de su propiedad, para servirle y obedecerle mi Amo y mi dueño Roberto, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. Muchas gracias mi Amo Roberto por someterme como su esclava y perra blanca mi Amo Roberto.

La todas esas frases que decía como un autómata, sin pensarlo, hacían que Roberto se encolerizara más aún, hincándosela más fuerte, pegando ella cada vez unos gritos más fuertes, gimiendo de placer como una loca, –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. –¡Aaah, aaah, aaah! –gemía la esclava. –¡Mmm, mmm, mmm! –gemía la esclava. La esclava gemía de placer teniendo una serie de orgasmos seguidos que se encadenaban unos detrás de ...