Se descubre una nueva ilusión 11 - Relatos Eróticos

Se descubre una nueva ilusión 11

... Rafael. –¿Os pregunto si os sucede algo? –dijo Angela. –He visto como algunos de vosotros sacabais fotos e incluso lo estabais grabando en vídeo. –respondió Angela. –¿Y qué es lo que sucede? –preguntó Julián. –¿No podemos hacerlo o qué? –preguntó Alberto. –No podéis grabar ni tirar ninguna foto de acuerdo con la ley. –dijo Angela. –Además, no tenéis nuestro permiso para grabarnos o tirarnos fotos a ninguna de nosotras. –dijo Angela. –Primero, nuestra vida es íntima y personal, vulnerando nuestros derechos de privacidad y de intimidad, de acuerdo con la ley vigente. –dijo Angela. –Si no queréis que os denuncie por tirar fotos sin permiso o por hacer grabaciones ilegales sin permiso, id borrando todo el contenido. –ordenó Angela. Cuando ella vio que uno de ellos iba a guardar su teléfono sin haberlo borrado, ella lanzó el látigo, agarrando sus brazos como si fuera una liana al estilo Indiana Jones, dejando a todos perplejos y paralizados. Angela tiró de su brazo, cayendo el móvil en sus manos, para mirar la grabación del vídeo de lo que había sucedido y las fotos –¿Ves esto? –dijo Angela. –Pues, no tienes ningún derecho a realizar esa grabación. –dijo Angela, dándole el móvil al chico nuevamente, una vez que había borrado las fotos y el vídeo. –¡Vosotros siete traed vuestros los móviles! –ordenó Angela, dando un latigazo en el suelo, nuevamente.

–¡Zas! –¡Zas! –¡No toma, nuestros móviles! –dijeron ellos, dándola los móviles, rápidamente. Eran unos ocho móviles en total, cuatro de chicas y otros cuatro de chicos. Angela, borró todos los videos junto con todas las fotos. –¿Quién eres tú? –preguntó una de las chicas. –Me llamo Angela, soy Ama Negra profesional, una dominatriz como diríais vosotros los blancos. –dijo Angela. –Mis sesiones de dominación y sumisión sobre BDSM, son de pago y no son gratuitas para nadie que no las paga. –dijo Angela.

–Por cierto, veo que algunos de vosotros, sino todos os acabáis de mojar los pantalones, y las faldas, corriéndose. –dijo Angela, riéndose de ellos. Algunas, os habéis mojado las bragas de placer, porque puedo ver como os chorrean los fluidos por las piernas. –¡Ja, ja, ja, ja, ja! –dijo Angela. –¡Menudas zorras guarras blancas que sois! –dijo Angela. –¡Correros a costa mía, sin permiso! –dijo Angela. –¡Menudos cerdos asquerosos que sois vosotros, unos putos sumisos de mierda, como vosotras unas putas zorras sumisas! –dijo Angela. –¡Desnudaros y quitaos la ropa interior, esclavos! –ordenó Ama Angela. Ellas dudaban, pero después de dar varios latigazos en el aire, golpeando al suelo, empezaron a quitarse sus ropas uno detrás de otro, ya que todos estaban excitados desde el principio. Entonces Angela, les dijo. –¡Poneros de rodillas, esclavos! –ordenó Ama Angela. Todos se pusieron de rodillas, sintiendo una vergüenza, y sintiéndose no sólo denigrados sino muy humillados, pero aun así la obedecieron. –¡Mearos en vuestras bragas y en vuestros calzoncillos! –ordenó Ama Angela. Ellos se había quitado toda la ...