Venciendo mi Timidez. Capítulo 12 - Relatos Eróticos

Venciendo mi Timidez. Capítulo 12

... probarla, pues ya nadie podría decirle de que se trataba, ahora conocía perfectamente a que sabía la lechita de su hermano.

Fui sacando lentamente mi verga de su boca, hasta retirársela por completo. ¡Estaba reluciente de una mezcla de saliva y mi propia leche… Pau cerró sus labios, para que no se le derramase nada, así y todo, se le salió un poco por la comisura de sus labios, y eso que me había corrido en las gemelas… acto seguido sacó su lengua y la pasó por los labios saboreando lo poco que se le había escapado! Entonces la puta de Julita la besó tórridamente, metiendo su lengua en la bova de Pau

A mi hermanita le encantó sentirse tan puta como Julita… el que se corrieran alguien en su boca lo había escuchado tantas veces de sus amigas y de Maite… era una delicia catar a un chico… además según ellas la lechita servía para evitar el acné… que endurecía los pezones si caía en las tetas… pese a follar conmigo, ella solo se imaginaba de qué hablaban, y siempre lo encontró asqueroso, pero ahora su opinión había cambiado.

Entonces Julita, con su ya característica cara de malicia me miró y preguntándome casi con seriedad

Si bien recién había acabado y las gemelas me habían estrujado, el hecho de que mi hermana y Julita me chupen la verga y se traguen mi leche, sumado a las cosas que hablaban, me dieron energías que de algún lado manaban… Es así como las caricias orales de Pau surtieron efecto después de unos tres a cinco minutos, debo decir que mi hermanita se dedicó con mucho afán a endurecerme mi alicaída verga… por lo que se fue poniendo de nuevo dura… poco a poco, aunque no con la firmeza acostumbrada.

En eso Julita la relevó en su cometido y me dio una mamada como solo ella la sabe dar, hasta que después de lograr la firmeza que deseaba, la envolvió en sus tremendas tetas y me dio una cubana de ensueños, haciendo que mis últimas gotas de leche se derramaran en ellas… entonces le pidió a Pau que le limpiara con su lengua y labios, lo que la muy putita de mi hermana hizo con demasiada pasión para mi gusto.

Finalmente, una triunfante Julita se levantó de su lugar, agradeciendo lo bien que lo había pasado se vistió, asegurando que ya repetiríamos este tipo de encuentro, y que el próximo sábado en la mañana, me follaría con tranquilidad en un hotelito que ella conocía, y que me dejaría más seco aún.

Esa noche dormí como un bendito acompañado por Pau, la que ya no le daba vergüenza que mamá supiese que estaba conmigo, es más, no supe cuando mamá pasó a vernos a su llegada de la casa de tía Eulalia…