La casera enviciada (2/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (2/4)

... enojado

Anna cayó de rodillas, con los ojos bajos... Ewan cambió su mirada para mirarme directamente... Sus ojos penetraron en mí.

- “Si me haces repetirlo, tu castigo será peor”, me dijo.

Le fruncí el ceño, sin comprender a qué se refería... De repente me golpeó... En realidad esperaba que me arrodillara... Una mujer de 42 años y encima su casera, quería que me arrodillara porque él, un crío de 19 años me lo ordenaba.

- “Pero tú que te has pensado”, le dije indignada, pero Ewan me cortó groseramente a mitad de la frase.

- “Tienes hasta que cuente hasta tres... Si no estás arrodillada para entonces, duplicaré tu castigo... ¡Uno!”

Le di una mirada fría pero a Ewan no le impresionó.

- “¡Dos!”

Ewan frunció los labios con la clara intención de decir ‘Tres’, pero en ese momento mis piernas se doblaron y caí de rodillas... Al igual que Anna, mantuve mis ojos bajos, principalmente porque sentía que era lo correcto.

Ewan nos mantuvo a ambas en esa posición durante muchos minutos... Eché un vistazo a mi pubis y pude ver mi gruesa capa de vello sin recortar... Traté de absorber el hecho de que estaba totalmente desnuda, arrodillada frente a un joven de 19 años.

Furtivamente miré a Anna, como para confirmar en mi mente que su novia de 18 años también estaba desnuda a mi lado... Estaba asustada por lo que me esperaba... Y al mismo tiempo tenía una excitación que me recorría todo mi cuerpo.

Después de dejarnos a Anna y a mí arrodilladas por muchos minutos, escuché a Ewan posicionarse detrás de nosotras... Quería desesperadamente mirar a mi alrededor, pero tenía demasiado miedo para moverme... Sentí su mano descansar suavemente sobre mi cabeza.

- “Es hora de que mis pequeñas damas sean castigadas... ¿Estáis listas para ello?, dijo.

- “Sí, señor”, respondió Anna sin dudarlo.

No me dio tiempo a responder... De repente, agarró un puñado de mi pelo y me giró la cabeza dolorosamente para que lo mirara.

- “Escúchame, perra, ¿quieres duplicar tu castigo?... Si no, será mejor que comiences a comportarte bien... Ahora, preguntaré por última vez, ¿estás lista?”, me dijo con voz amenazadora.

Estaba tirando de mi pelo con tanta fuerza que sentí como si fuera a arrancarlo de mi cuero cabelludo y los músculos de mi cuello se tensaron hasta el límite cuando arqueé la cabeza hacia atrás... Me sentí muy vulnerable y fuera de control.

- “Sí”, supliqué.

- “¡Sí, qué!”, gritó tirando de mi cabello aún más fuerte.

- “Sí, señor”... Había derrota en mi tono de voz.

Sostuvo su agarre durante unos segundos más, como si reforzara su control sobre mí y luego me soltó.

Mi cuero cabelludo se sentía tan sensible y quería desesperadamente masajearlo, pero no quería correr el riesgo de provocar a Ewan... Las lágrimas rodaban por ambas mejillas.

- “No llores... Sugiero que guardes las lágrimas hasta que tengas algo por lo que realmente valga la pena llorar... Y no tendrás que esperar mucho”, me dijo reprendiéndome riendo y un ...