La casera enviciada (2/4) - Relatos Eróticos

La casera enviciada (2/4)

... mi coche y salí... Cuando me aseguré de que mi automóvil estuviera cerrado, ya me estaba empapando de tanta lluvia que caía.

Corrí a toda velocidad por el camino y cuando estaba a mitad de camino hacia la puerta principal tropecé con un adoquín y me caí toda a lo larga sobre el césped mojado.

Sintiendo la lluvia cayendo sobre mi espalda, poco a poco me puse de pie... Miré mi vestido y vi que estaba empapado de agua y cubierto de tierra... Traté de decidir cuál era mi mejor opción... No quería que Ewan y Anna me vieran tan mal, pero no quería entrar en mi deportivo Mercedes cubierta de agua por todas partes.

Decidí que si había llegado tan lejos, al menos tenía que conseguir cobrar el alquiler... Con cautela, di los pocos pasos restantes hacia la puerta principal y llamé.

Durante varios segundos no hubo respuesta y me acurruqué bajo el pequeño porche tratando de protegerme de la lluvia... Estaba temblando de frío... Finalmente, la puerta se abrió y Anna y Ewan estaban parados allí... Me miraron asombrados... Ewan comenzó a reírse y Anna pronto lo siguió.

- “¿Estás bien?”, me dijo finalmente Anna.

- “No... Maldita sea, no estoy bien... Quiero cobrar el alquiler, ahora'', respondí indignada.

- “Debes entrar y secarte”, repitió Anna mostrando preocupación.

- ¡Sólo pagarme el alquiler, ahora!”, grité, sin pensar en lo que iba a hacer una vez que me pagasen.

Ewan continuó mirándome con su ceño fruncido mientras Anna desaparecía hacia el interior de la casa, regresando poco después con un paquete de dinero atado por una banda de goma... Extendió la mano y le arrebaté el dinero... Los tres nos miramos el uno al otro.

Me di cuenta de mi terquedad... La lluvia caía aún más fuerte que cuando había llegado y un repentino trueno me hizo saltar... Había tenido miedo a las tormentas eléctricas desde que era una niña pequeña.

- “Por favor, entra y sécate”... Fue Ewan esta vez quien me lo pidió.

- “¡No!”, respondí con voz ronca.

- “Muy bien”, respondió Ewan bruscamente y dio un paso atrás para cerrar la puerta.

Me entró el pánico... No quería estar afuera en la tormenta.

- “¡Espera!”, grité.

Ewan dejó de cerrar la puerta y juro que casi sonrió... Él no dijo nada... Anna miraba por encima del hombro... Contemplé la lluvia e intenté sopesar mis opciones... Otro trueno resonó directamente en lo alto.

- “¿Puedo pasar un momento para secarme un poco?”, dije esperando que la tormenta pasará rápidamente.

Ewan se hizo a un lado y me hizo señas para que entrara con un movimiento exagerado de su brazo.

Pasé junto a los dos y entré al salón... El agua goteaba sobre la alfombra... Anna trajo una toalla e intenté quitar la mayor parte del agua de mi ropa.

Me sentí como una tonta parada de pie en el salón, tratando de secarme mientras mis dos inquilinos me miraban en silencio... La alfombra alrededor de mis pies estaba manchada por un charco de agua sucia.

Bajé la vista hacia mi parte superior y me di cuenta, para ...