El ascenso del Súcubo - Relatos Eróticos

El ascenso del Súcubo

... cariñoso mientras yo no esté.

Esmeralda eyaculó sin avisarme por toda mi cara, y entonces se fue la muy cabrona sin decirme nada más. Volví andando hasta casa, donde limpié mi cara con un trapo. Allí me miré a un espejo, donde pude contemplar toda la belleza de este nuevo cuerpo. Alive llegó por detrás y me abrazó. Nos miramos al espejo, y me besó. Se la notaba cariñosa.

–Puedo ver tú alma, Livis.

–¿Sabes que no soy Esmeralda? ¿Cómo?

–Soy muy poderosa, y a veces lo olvidas. Tengo formas de saberlo, pero cuando un alma habita un cuerpo que no es el suyo, usualmente puede notarse. ¿Te gusta?

–Tener un coño es mejor de lo que me esperaba.

–Cuidado, a ver si te acabas acostumbrando.–se quitó la túnica que tapaba su desnudez y me besó. Sentía su piel contra la mía, mientras sus dedos me daban placer.

–¿Te gustan las mujeres?–pregunté

–¿Que si soy lesbiana? Bueno, un poquito, digamos que soy bisexual.

–Antes…–exhalé un gemido–no eras así.

–Una hermafrodita fue lo más exótico que conocí, desde entonces decidí probar cosas nuevas.

–Este cuerpo necesita una ama que obedecer.

–Domaré este cuerpo, sin piedad. Te haré una esclava.

–Gracias, este cuerpo lo necesita.