El ascenso del Súcubo - Relatos Eróticos

El ascenso del Súcubo

Me habían traído a mi esclava Esmeralda, tras unos meses de entrenamiento bajo la mano de Jana. Laura vendría más tarde pero de momento iba a gozar de tener a mi esclava. Jana presenciaba como Esmeralda me besaba el pié como si fuera su dueña. Desde luego había hecho un gran trabajo, además se había encargado de tonificar el cuerpo de Esmeralda.

–He estado entrenando a tus esclavas. En principio iba solo a entrenar a Esmeralda, pero descubrí que el ejercicio las libera de sus yugos de obediencia así que me he asegurado de que sigan siendo leales.

–Puedes quedarte con todas nuestras propiedades como recompensa, no las vamos a necesitar.

–Esto que vas a hacer te va a llevar por un camino peligroso.

–Del que no hay vuelta a atrás, lo sé.

–Por eso hay alguien que quiere hablar contigo.

Aparté a Esmeralda cuando vi quién había venido. Me preparé y me mantuve alerta, tras tanto tiempo desconfiaba de ella. No sabía cuáles eran sus intenciones.

–Livis, idiota, matarte hubiera sido más fácil que rescatarte. Quién crees que cortó los lazos mágicos con tus compradores. Ahora siéntate.–a regañadientes me senté, se veía muy guapa, con su vestido provocativo.–Mi hermano me traicionó, actuó a mis espaldas pero no para protegerme de tí, sino para todo lo contrario. Sabía que te entrenaba y conocía tu potencial tanto como yo. Vió su posición peligrar así que hizo lo propio. Actuó con el beneplácito de Irún.

–¿Qué hiciste con ella?

–Me encantaría habértela dado pero la torturé, la torturé durante décadas lentamente. Ralentizando su sufrimiento y su alargando su muerte. Al final me cansé y la maté. Lo siento.–su información se sintió como una puñalada, quería oír sus palabras de ella. No de Alive.

–¿Por qué una mujer tan sádica como tú se convirtió en toda una ninfómana sumisa conmigo?

Esmeralda descansaba en el suelo, observándonos. Alive agachó la cabeza y suspiró. Le costó volver a levantarla para mirarme a la cara. Por una vez vi sus sentimientos reflejados en su rostro.

–Me sentía viva, me sacaste de un vacío del que no podía salir. No era adicta a ti, estaba enamorada de tí.

–Yo diría que las dos. Las cosas han cambiado desde entonces.

–Ahora eres una gran ama, con el poder de sacar de la extinción a las súcubos.

–No siempre seré una ama.

–Lo sé, eso lo mejora aún más.

Estaba por follar con Esmeralda. Todavía seguía vestida pero podía verse entre mis piernas mi erección. Alive se sentaba frente a mí, me miraba con una sonrisa coqueta. Su provocativo vestido hacía volar mi imaginación, quería arrancar ese vestido con mis propias manos y follarmela. Había venido sola, probablemente en secreto, solo para venir a verme y rememorar los viejos tiempos. Sin embargo Alive seguía siendo toda una bestia impredecible, ella asegura que me ama y que por lo tanto yo estoy segura pero ha pasado tanto tiempo que igual volvemos a tener la relación de entonces que igual me mata.

–Vengo a ayudarte, conozco tu plan porque yo ...