El ascenso del Súcubo - Relatos Eróticos

El ascenso del Súcubo

... ahora era el mío. Sentía una oleada de placer por todo mi cuerpo. Ahora pensaba que igual quería tener un cuerpo como el de Esmeralda durante un tiempo para sentir el placer desde otra perspectiva. Desde luego era la primera vez que lo intentaba, y a las dos nos estaba gustando. Ella se apoyó sobre mi espalda y me besó la mejilla mientras sentía mi interior lleno con su polla. Introdujo uno de sus dedos en mi boca, mientras yo era follada. Y entonces el coño se me llenó de semen, entendí a las chicas que habían pasado por mi vida.

–Gracias por otorgarme esta oportunidad, Livis.

–Nunca había estado en el lado opuesto del sexo. Y ahora quiero más, joder, ha sido increíble. Solo quería practicar con tu cuerpo pero creo que…–volvió a follar mi coño lleno de semen.

–Ya no siento esa ira, ese frenesí de violencia, por favor, otórgame esta oportunidad para cambiar durante un buen tiempo. Hay maneras de dejar de ser un vampiro, pero no están al alcance de las que hemos nacido siéndolo.

¿Que iba a contestar? Me estaba follando después de haberse corrido, me lo iba a pasar muy bien en su cuerpo. No lo hacía por compasión pero le dejé creer que era así.

–Iba a matar a Jana.–dije entre gemidos y vaivenes.

–Soy una vampira sexual, lo más importante en una vampira, el alimento. No podrás matarla, te pondrás tan cachonda que acabarás chupando su polla toda la noche. Además ten en cuenta que ese cuerpo ha sido dominado por ella, iré yo a matarla con tu cuerpo.

–A Cat no le va a gustar.

–A esa licántropa le da igual, y lo sabes.–ella salió de mí y me puse de rodillas.

–Antes de matarla sácale información.

Limpié su polla con mi lengua, mientras me pajeaba. Se me hacía raro chupar la polla del que era mi cuerpo, era todo muy bizarro. Prefería si Esmeralda se cambiaba el aspecto, pero quería mantenerlo en secreto. Pronto, en mitad de la mamada, olvidé que era la polla de mi cuerpo la que estaba chupando. Tenía razón, ser una vampira sexual estaba a otra liga muy lejos de ser un súcubo. Los súcubos somos activamente sexuales, pero ella tiene que lidiar con la sed de sexo como de la sed de sangre, y algunas, las más fuertes, les cuesta más. Tener su polla en mi boca era como saciar esa fuerte sed.

–No me importaría hacer permanente este cambio, y pareces más que encantada también con el cambio. Disfrutemos del cuerpo de la otra hasta que empiece el peligro.

El semen se escapaba de mi interior mientras hacía la felación. Todo ello no hacía sino ponerme más cachonda. Me sentía muy zorra.

–Voy a estar un tiempo desaparecida, ama. Quiero ayudarte con tu plan.–por un momento me saqué la polla de la boca.

–Solo te diré una cosa, coge práctica. Práctica, práctica, y cuando has practicado sigue practicando con mi cuerpo. Yo haré lo mismo.

–Me vas a dar pena, vas a sentir un constante deseo sexual, insaciable y se te va a hacer tortuoso. Para evitar la tortura sexual que te va a suponer mi cuerpo, vas a necesitar una ama o un amo ...