Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4 - Relatos Eróticos

Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4

... contarla todo cuanto había visto en el Louvre. La señora Claudia sonreía, su enfado se convirtió en alegría, quería muchísimo a su hija, en cambio a mi me odiaba con toda su alma. Contemplé la escena, era digna de una película de humor o de terror según se mire., o quizás de ambas juntas El ogro de mi suegra con su enorme tamaño corpulento, sus 120 kilos, casi desnuda. Vestida con sus grandes medias negras que se caían de sus muslos ya que llevaba las tiras de las ligas colgando al haberse desprendido de sus bragas para utilizarlas como mordaza. Sonriente con una mano enguantada apoyada sobre su cintura a modo de jarra y su otra mano también enfundada en sus enormes guantes de goma hasta el codo sujetando el teléfono. Estuvieron hablando un buen rato. Mi mujer preguntó por mí, el ogro de mi suegra contestó que me estaba portando realmente bien. Era la verdad, no tenía otra opción inmovilizado y amordazado sobre el potro. Terminaron la llamada y mi suegra tras guardar el teléfono, volvió a agarrar la correa de nuevo. Se acercó despacio hacia mi blandiendo la corra en su mano.

-Uppppsssss….. He perdido la cuenta…. Tendré que empezar de cero - Me dijo burlándose.

Alguna vez habéis sentido la sensación de indefensión e impotencia. Algo que va a ocurrir y no podéis hacer nada para remediarlo, esa es la sensación que tenía en ese momento. Se me escaparon lagrimas de impotencia al comprobar como el ogro de mi suegra comenzaba a estirar de sus guantes de forma sádica y agarraba de nuevo la correa. Traté instintivamente de liberarme, pero estaba atado con candados al potro, no podía romperlos de ninguna forma, podría tenerme inmovilizado todo el tiempo que quisiese que nunca me escaparía. Gritar era absurdo, no podía ni quejarme ni hacer el menor ruido, cada vez que lo intentaba degustaba el sabor de su mordaza en mi boca.

ZAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS - Uno. ¡¡ Vaya despiste he tenido ¡¡ empezar de cero de nuevo, hasta 200 nos queda mucho, pero tenemos todo el día por delante ¡¡. Sentenció.

Aquel día recibí una soberana póliza de la señora Claudia. Me destrozó el culo a correos, sentarme en una silla iba a ser imposible durante una buena temporada.

En los próximos días ocurrió algo que cambió por completo mi vida de nuevo. Mi mujer regreso enamorada de un hombre francés, su nombre “Jean Paul “ . Aquello si que no iba a consentirlo, ser el cornudo de mi mujer. Aunque siempre se presenta una nueva oportunidad en la vida y todo pega un giro inesperado, pero eso ya es argumento del próximo relato…

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