Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4 - Relatos Eróticos

Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4

... que podría ocurrir al estar de nuevo a solas en casa con mi suegra y sus ansias de volver a azotarme. Miraba a mi suegra y ella no paraba de sonreír mirándome a los ojos.

Llegó el fin de semana tan esperado para mi mujer y para mi suegra. La verdad que mi suegra se comportó estupendamente con su hija, mereció la pena sola verla llorar de alegría al abrir el sobre y observar su cara al comprobar su fin de semana en el Louvre. Había también un motivo oculto por parte de mi suegra, quedarse a solas con el estúpido del marido de su hija. Lleve a mi mujer y a su amiga al aeropuerto muy temprano. Volví a casa y me vestí con mi precioso traje de criada impoluto y recién lavado. Estaba haciendo las tareas domésticas cuando escuché:

- Manueeeeeeeeeeelaaaaaaaaaa – Me llamó la señora Claudia desde la planta baja de la casa. Bajé rápidamente las escaleras, no quería hacer enfadar a mi suegra y mucho menos ahora que estábamos solos todo un fin de semana. La busqué por todos los lados sin encontrarla, hasta que descubrí que volvía a llamarme desde el garaje.

Entre asustado, era un lugar que me traía recuerdos de un castigo muy duro. Observé como la señora Claudia estaba quitando la sabana que cubría el potro. Destapó el potro envuelto y me tendió la sabana para que la doblase. Mientras doblaba la sabana observé como mi sueña sonreía y tocaba con la yema de sus dedos la piel del potro, la parte superior. Me recordó a cuando yo me compré el ansiado coche que tanto deseaba, el día que me lo entregaron pasé la mano suavemente por el capó del automóvil y sentí un orgasmo. Mi suegra reflejaba la misma sensación tocando el potro o pesado caballete suavemente. Continué observando tras doblar la sabana como mi suegra agarraba la caja donde guardó todos sus utensilios de castigo. Me puse nervioso, era mejor salir del garaje lo antes posible, podría complicarse la situación.

-Señora, voy a subir a meter la sabana en la lavadora – Puse como excusa para salir del garaje.

La señora estaba en cuclillas abriendo la caja, se levantó, se acercó a la puerta y la cerró con llave desde el interior. Se guardo las llaves en el bolsillo de una bata gruesa rosa que llevaba cubriendo su cuerpo.

-¡¡ Tu no vas a ningún sitio ¡¡ - Me recriminó levantando la voz y dirigiéndose de nuevo hacia su caja.

Contemplé la situación a unos dos metros de la señora. Comenzó a sacar los objetos que había guardado hace poco mas de un mes en la caja. Fue dejándolos en el suelo uno por uno. Tocó el turno de sacar sus guantes de goma largos. Los acercó a su nariz y comenzó a exhalar el olor de la goma de sus guantes. La señora Claudia inhaló el olor de la goma como si fuera una rosa recién cortada. La situación me estaba dejando perplejo, pero no podía hacer nada más que permanecer inmóvil y observar, me hubiese gustado tocar un botón y ser invisible, pero eso no iba a suceder.

Mi suegra se levantó del suelo poniéndose de pie y se quitó su bata gruesa rosa de lana. Contemplé su ...