Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4 - Relatos Eróticos

Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4

... enorme cuerpo, voluptuoso y cada vez más y más. Últimamente no se movía apenas, tenía criada y se pasaba la mayor parte del día en el sofá viendo la televisión y comiendo dulces o todo cuando agarrase del frigorífico. Había engordado notablemente, su cuerpo era muy voluptuoso. Se quitó la bata y contemple como portaba un enorme sujetador negro, unas bragas negras enormes y unas medias negras de liga sujetas a sus bragas ya que se caía si no utilizaba ligas, debido a sus enormes muslos. Una vez se despojó de su bata y quedó medio desnuda, solo en ropa interior, se dio la vuelta y me miró fijamente. Comenzó a enfundarse sus grandes guantes de goma de color amarillo en sus manos y brazos. Escuché el chirrido de sus guantes entrando con dificultad sobre sus carnosos brazos. Tiró del extremo como si fuese un tirachinas para introducir por completo su mano y dedos. Terminó de colocar la banda elástica que previamente había cosido en ellos para que quedasen bien sujetos a la altura de su codo. Terminó de ajustarse los guantes y dirigió su voz hacia mi:

-Ya conoces el procedimiento, recuéstate sobre el potro – Me ordenó.

-No señora, por favor…. No he hecho nada malo, he sido una buena criada y la he obedecido – Me quejé educadamente.

-¡¡ No necesito un motivo, harás lo que yo diga y punto ¡¡ - Volvió a ordenarme levantando mas su tono de voz.

-No señora Claudia…. Por favor – Comencé a suplicar como una buena criada con cara de lastima.

La paciencia de la señora Claudia terminó. Se dirigió hacía mi en su ropa interior, metió su mano enguantada por debajo de la falda de criada y me agarró por los huevos. Los estrujó duramente y los retorció, escuché el chirrido de la goma al retorcerlos tan duramente. El dolor fue muy fuerte, estaban a punto de reventar mis testículos de la fuerte presión, mi suegra tenía mucha fuerza. Me condujo agarrado por los huevos hasta el potro y me recostó sobre él. Estaban a punto de estallar mis testículos de la presión con los que los agarró.

-¡¡Puta estúpida, siempre desobedeciendo¡¡- Me gritó enfadada. Mi suegra ya se había transformado en el ogro que llevaba dentro. Completamente furiosa, perdía los nervios y era una terrible bestia.

Agarró las correas de piel que servían tanto como tobilleras como muñequeras. Fue ajustando una por una sobre mis pies y manos apretándolas con mucha fuerza . Agarró cuatro gruesos candados y ancló las correas dentro de los agujeros al potro, que llevaba, perfectamente diseñado. Cerró los candados con sus correspondientes llaves y las dejó sobre una estantería que nunca llegaría estando inmovilizado sobre el potro. Quedé inmóvil con mi abdomen sobre el regazo del potro, mi cabeza colgando hacia el suelo y mis pies anclados a las patas traseras.

-No por favor Señora, nooooooo,¡¡ no he hecho nada malo ¡¡ , suéltemeeee - La suplicaba una y otra vez sin parar.

-¡¡ Eres muy molesto ¡¡, no te preocupes que voy a cerrarte la boca. No vas a estropear el día que tanto tiempo ...