Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4 - Relatos Eróticos

Disciplina doméstica, mi suegra y mi mujer. cap 4

... llevo esperando -Me recriminó furiosa.

La señora quitó los corchetes que unían sus bragas a sus medias de liga y se bajo las bragas por sus grandes piernas. Las atenazó entre sus guantes de goma y las hizo un ovillo. Las bragas de mi suegra olían fatal y su sabor era detestable. Ya lo había comprobado por experiencia anteriormente. Acercó su mano enguantada portando sus grandes bragas hacia mi boca.

-Ahorita vas a estarte calladito, no voy a escuchar una sola queja más – Me dijo mientras comenzó a forzar sus bragas dentro de mi boca. Realizó fuerza con su mano y comenzó a introducirlas por completo. Eran muy grandes, pero con la yema de sus guantes se aseguraba que entrasen por completo, apretó con dos dedos hasta introducirlas hasta el fondo. Me amordazó por completo y comenzó a pegar su cinta americana sobre mi boca y cabeza. Realizaba fuerza en cada vuelta para asegurarse quedara muy apretada la cinta a mi boca. En pocos segundo no podía emitir sonido alguno, su molestia había terminado, ahora era una marioneta a su merced, inmovilizado en el potro y sin poder hablar o suplicar. Solo permanecer en silencio degustando el sabor sucio de su mordaza dentro de mi boca.

-Llevo tanto tiempo esperando este momento…… Hoy vamos a superar nuestro propio récord…. La ultima vez recibiste cien correazos …. Esta vez van a ser mucho más – Me informó. Notó mi cara de terror mientras me explicaba que iba a ocurrir.

-Ohhhhh no te preocupes…. No voy a darte todos seguidos…. Los iré esparciendo a lo largo del día. Tenemos mucho tiempo, puede que ahora 100, mas tarde otros 100, esta tarde continuaré… esta noche más…..JAJAJAJAJA – Comenzó a reírse a carcajadas el ogro de mi suegra.

-¡¡ Tenemos todo el día para nosotros ¡¡, lo de la ultima vez solo fueron caricias. – Me dijo de forma sádica la señora Claudia mientras se dirigía hacia la caja para agarrar entre sus guantes su preciada correa de piel y granulados de goma.

La señora Claudia se colocó tras de mi y escuché un silbido al cortar su correa el aire y a continuación un estruendoso ruido al impactar en mi culo. ZAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSS Su correa golpeó mi trasero con dureza.

-Uno. Comenzó a contar mi suegra. ZAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSS - Dos – Continuó la cuenta.

Poco a poco mi culo comenzó a calentarse y la azotaina comenzó a ser cada vez mas dura. Los 20 primeros azotes fueron aguantables, los siguientes marcaron la diferencia, el dolor era cada vez mas fuerte, a partir de cuarenta el culo comenzó a ser un volcán en erupción que desprendía lava. Su correa era la fuente que alimentaba la quemazón en mi culo. Habíamos pasado los sesenta correazos cuando su teléfono sonó. Se dirigió hacia su bata rosa gruesa que había dejado en una estantería y sacó el teléfono del bolsillo. ¡¡ Había sido salvado por la campana ¡¡.

Al otro lado del teléfono estaba mi mujer, la señora Ariana. Completamente ilusionada llamó a su madre para contarla que estaba disfrutando mucho con su regalo. Comenzó a ...