1. Leticia empieza a descubrir nuevos caminos


    Fecha: 22/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Poyatos, Fuente: TodoRelatos

    ... no tenéis huevos suficientes para violarme, ¡cabrones!
    
    Allí fue cuando Darko se desató como un animal sin doma. Se desnudó de cintura para abajo y agarró el culo dándome otras dos potentes zurras, colocándome a cuatro patas a su total disposición. Sin pensarlo más me penetró hasta el fondo de mi vagina chocando con la matriz, ahora sí que la tenía bien dura, esto era otra cosa…
    
    -¿Te parece bien así, perra?-. Y jadeando como un toro embistiendo escupía palabras que no entendía en ruso.
    
    ¡Joder, cómo sentía el miembro horadar mi agujerito! Su pene duro e inhiesto rozaba con vigor las paredes de la vagina y empecé a sentir descargas eléctricas de placer. Era una serie de orgasmos cortos, pero profundos. Me llegaban hasta el centro de mis entrañas.
    
    El muy bestia seguía con un metesaca áspero y rudo. La polla no daba señales de perder fuerza, todavía la mantenía totalmente dura. El dolor que sentía al principio con las primeras embestidas había dado paso a un goce sublime. ¡Joder, que gorda la tenía el gigantón!
    
    Levanté un instante la cabeza y vi a mi lado la mole inmensa de grasa del otro animal. Me cogió de la cara con firmeza y me metió la polla en la boca, sin ningún miramiento el muy cerdo. Al principio no me costó chuparla, pero después se fue inflamando y también cogió un buen tamaño. La tripa sebosa me rodeaba la cara y tan apenas podía respirar. Era una masa peluda y sudorosa, pero a mí me excitaba todavía más ese sexo inmoral y escabroso.
    
    -¿Le gusta a la señorita cómo la estamos follando o quiere más caña?-. Decía Darko con voz ronca, jadeando al son de las penetraciones secas y duras.
    
    Yo no podía responder, solo tenía fuerzas para jadear al son de las embestidas de los dos mastines. Ya me había acostumbrado a la presión de la tripa deforme del gordo y podía disfrutar de la felación también, el pene me resultaba hasta sabroso y potente. ¡Qué espectáculo a la luz del alba en ese callejón desierto! Ahora sí que parecía una puta de verdad con dos clientes, a cuatro patas y las tetas colgando, follada de forma salvaje por uno y mamando la polla del otro. ¡Qué debía parecer en medio de estos dos gigantes ultrajada por el coño y la boca por esos dos sátiros!
    
    Las dos barras de carne ardían en mis dos agujeros, quemándome por dentro como si fuera fuego. Se corrieron a la vez los dos, gruñendo como dos osos apareando a una hembra, ahora sí desvalida e indefensa. No me dio tiempo a disfrutar de todas las sensaciones que me llegaban como un vendaval: una serie de orgasmos profundos e intensos, los chorros de semen que me desbordaba el coño y, sobre todo, los latigazos de leche densa y ácida del cerdo seboso que se vació en mi boca con rabia.
    
    No contentos con la corrida, no me dejaron que me levantara todavía, se colocaron delante de mi boca para que les limpiara bien sus penes. Mientras, hablaban entre ellos en ruso, satisfechos y orgullosos de tener una hembra a sus pies.
    
    -¡Buena hembra, follas muy bien!-. Me dijo Darko, a ...