1. Leticia empieza a descubrir nuevos caminos


    Fecha: 22/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Poyatos, Fuente: TodoRelatos

    ... mantener el pulso.
    
    -¡Darko, le puedes decir que vaya más despacio, por favor!-. Le dijo algo en ruso a su compañero y éste aminoró la marcha-. Gracias, cariño, así sí que puedo ponerme bien guapa, ya verás-. Y le lancé un besito con una sonrisita seductora. ¿Pero cómo me había vuelto tan zorra….?
    
    No sabía muy bien por dónde me llevaban, era una zona industrial desierta y oscura. De repente fui consciente de lo sola y desvalida que me encontraba en ese lugar con esos desconocidos y sentí cierto desasosiego. Cruzábamos por calles desiertas y mal iluminadas, el silencio me provocaba una inquietud que derivó en nerviosismo. Me imagino que producto de la tensión del momento, me entraron unas ganas tremendas de orinar, ¡no podía más, tenía que mear, joder!
    
    -¡Por favor, Darko, dile que pare enseguida, tengo que orinar urgentemente!-. Le dije con voz autoritaria-. ¡Que me meo encima, para, hostia!
    
    El chofer sorprendido por mi tono paró al momento en un callejón oscuro, solo iluminado por la luz del alba, todavía no había salido el sol del todo. Bajé y me subí el vestido hasta la cintura y me bajé las bragas, ¡qué gusto, ni siquiera me importaba que me vieran los dos matones desde el coche! ¡Joder, incluso me ponía cachonda verlos mirando con cara de salidos babeando!
    
    Darko, un gigante musculoso, y el chofer, un maduro también alto, pero obeso y calvo, no perdían detalle de mí, agachada meando con la falda levantada enseñándoles el culo. ¡Vaya pareja de degenerados tenía de espectadores!
    
    Los miré yo también retadora al levantarme y, ciega de excitación por el deseo que sentía, me quité las bragas y las tiré al suelo. Quería a esos dos machos ciegos de lujuria y los iba a poner bien calientes, ¡si señor!
    
    -Darko, cielo, me ayudas a limpiarme el coñito-. Dije con voz de niña mimosa. Y me levanté otra vez la falda para enseñarle mi coñito, exhibiéndome como una zorra-. Lo tengo bien depiladito, ya ves.
    
    No se lo tuve que repetir más, vino enseguida y se agachó para lamerme los muslos primero y luego la vagina, agarrándome del culo con sus dedos como tenazas sujetando a su presa. Eran unos lametones ansiosos, diría que codiciosos, babeaba como un perro encelado con su hembra. También me mordía los labios vaginales y después el clítoris. ¡Qué placer, hostia!
    
    -¡Arrodíllate, joder, para que me puedas chupar mejor! Si te portas como un buen mamoncete te dejaré que me folles, cabrón, más que cabrón.
    
    Al matón de dos metros no parecía importarle arrodillarse a mis pies de forma tan servil. Incluso se mostraba gozoso de darme placer con su lengua. ¡Qué imagen más extravagante, una mujer liviana y débil con un gigantón postrado de forma sumisa, lamiéndole la vagina con ansia!
    
    -¡Oye, tú, ven también aquí!- Le dije al otro hombre haciéndole gestos para que viniera. El hombre se acercó obediente hasta ponerse a pocos metros de nosotros-. Tú sigue chupando, cariño, lo haces muy bien-. Y le acariciaba la cabeza pelada con suavidad.
    
    -¡No ...
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