Cuidado con lo que deseas … - Relatos Eróticos

Cuidado con lo que deseas …

... oía como se agitaba su respiración y sus dedos se clavaban con fuerza en mis pechos.

Me retorcí de placer clavada en el rabo de aquel chico y comencé con mi mano derecha a frotar mi clítoris al ritmo de los movimientos que dibujada sobre su polla. Estaba a punto de explotar en un nuevo orgasmo, pero notaba que necesitaba más, así que me incliné hacía delante apoyando mis manos en el suelo y comencé a dar sentones sobre aquella polla. De forma violenta subía hasta casi sacarla de mí y cuando notaba su glande en mi coño volvía a clavarme de golpe hasta el fondo. Lo hacía cada vez más rápido buscando el orgasmo cuanto antes porque no sabía cuánto más iba a aguantar el chico sin correrse a tenor de sus jadeos y cómo agarraba mis caderas para ayudarme a enterrarla hasta el fondo cuando me dejaba caer sobre él.

Mi orgasmo llegó de golpe, estrepitosamente, con temblores en las piernas y gemidos que casi fueron sollozos de placer. Al comenzar a bajar el ritmo de mis golpes de cadera Lucas me levantó de las caderas sacando su polla y me dijo: “Termina el trabajito con esas tetazas que tienes, ¡puta!”. Me agaché sobre su polla y metiéndola entre mis pechos comencé a pajearlo. Bajaba la cabeza para metérmela en la boca cuando asomaba entre mis senos.

“¡Qué buena cubana me estás haciendo!” – dijo levantándome la cabeza tomándola de la barbilla y dejando caer dos abundantes borbotones de saliva entre mis pechos. Acto seguido los agarró con ambas manos y los estrujó dejando su polla entre medio. Comenzó a follarme las tetas de manera rabiosa y rápida. Gemía y miraba hacia abajo para no perderse un detalle de la escena, cuando noté en mis manos como aquel culo duro se tensaba poniéndose como una piedra a la misma vez que abundantes chorros de leche salían a presión chocando en mi cara y chorreando sobre mis pechos colorados por el roce y los apretones que habían sufrido.

Cuando terminó de descargar se la agarró con la mano y la sacudió enérgicamente varias veces golpeando mis pechos. Comenzó a refregar su polla con parte de su dureza perdida sobre los restos de su semen que habían quedado sobre ellos y los que habían chorreado desde mi cara, embadurnando su miembro de la leche que acababa de tirarme encima para después acercármela a la boca. Sabía lo que esperaba y no me hice de rogar. Abrí la boca dejé que entrase dentro para comenzar a mamarla y succionar saboreando aquella lefa.

Al sacarla de mi boca se dirigió hacia la mesa a coger su ropa y comenzó a vestirse. Yo hice lo propio después de limpiarme con unos kleenex como buenamente pude los restos de la corrida de Lucas.

“Menuda follada me has metido. No exageraba el negro contigo. Ya sabes dónde puedes venir cuando tengas hambre de polla o cuando quieras ganarte algún dinero. ¡Ah! Y gracias por el regalito. Guardaré este tanga como oro en paño” - dijo sonriendo mientras me vestía.

Al salir del almacén Lucas siguió hace las escaleras y yo entré al baño para recomponer el vestido y el ...