1. Cuidado con lo que deseas …


    Fecha: 22/06/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Lola Desatada, Fuente: TodoRelatos

    ... y esperé sumisa en mi estado de nervios mientras Samuel y Antonio hablaban como si nada de la conversación anterior hubiera sucedido.
    
    Al poco el camarero apareció en la puerta y dejó la bandeja en un velador que tenían junto a esta y quedó en espera de que alguna mesa le reclamase.
    
    “Es el momento. ¡Ve! Y no me hagas quedar mal con Lucas. Haz lo que se espera de una puta como tú” – ordenó Samuel con tono firme pero suave.
    
    Me puse en pie y acomodándome el vestido y el escote después del tiempo sentada, me dirigí a la puerta con paso firme. Oía el golpeteo de mis tacones sobre las baldosas de la plaza, los latidos del corazón se sentían en el interior de mis oídos, notaba las miradas de mis dos machos clavadas en mi espalda. Cuando estuve a la altura del camarero carraspeé para aclarar la voz y llamar su atención.
    
    “Disculpa, me indicas por dónde están los baños” – dije con voz neutra.
    
    El chico me dirigió la mirada clavándome sus ojos marrones en los míos.
    
    “Acompáñeme señora, le indico” – respondió gentil el joven.
    
    Caminó delante de mí atravesando el local hasta una escalera que bajada y a cuyo pie ponía el cartel de “Aseos”. Bajó y yo le seguí. Pasamos por la puerta de los aseos y continuó caminando por el pasillo casi en penumbra hasta una puerta de la que colgaba un cartel de “Almacén”. Sacó un manojo de llaves de su bolsillo, abrió la puerta y me dio paso. Entré y él tras de mi cerró la puerta y echó la llave. Era un almacén lleno de cajas de bebida con una pequeña ventana que daba a ras de la acera y una bombilla colgando del techo. En el centro una mesa, una silla y un ordenador antiguo.
    
    “Estás más buena que en las fotos, joder” – exclamó el chico. “Pensé que lo del negro de los cojones este era un farol, pero no. Vamos que tengo trabajo y no puedo perder demasiado tiempo” – continuó.
    
    Parada en medio de aquel almacén me quedé mirándolo unos segundos hasta que rompió el silencio: “Quítate el vestido! ¿A qué esperas?”. Reaccioné de inmediato soltando el cinto que cerraba el vestido y la cinta de la solapa interior. Me quité el vestido ante la mirada del joven y lo dejé sobre la mesa.
    
    “Sí que estás buena. ¡Joder, con la madurita!” – exclamó acercándose a mí y aferrando sus manos en mis nalgas hundió su cara en mi canalillo. Respiraba agitado, con ansiedad y a mí aquella brusquedad no hacía más que aumentar mi calentón.
    
    Se separó para desabrocharse el pantalón y bajándoselo un poco sacó su polla totalmente dura. Era una polla normal, ni grande ni pequeña, lo que sí era gruesa y llena de venas que le daban una sensación de musculosa.
    
    Agarré su polla con una mano como si fuera un mango y apretándola me acerqué a él besándolo con intensidad y metiendo mi lengua en su boca para buscar la suya mientras comenzaba a pajearlo, con aquellos tacones tenía casi su misma altura. Suspiró profundamente, o tal vez fue un gemido ahogado por mi lengua. Cuando me separé de su boca miré atrás y viendo la vieja silla de escritorio ...
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