1. Fue por mi madre


    Fecha: 27/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Libre95, Fuente: SexoSinTabues30

    ... ni otras en el futuro. Desde hacía alrededor de año y medio, me ofrecían desde diversos sitios y amigas, la posibilidad de hacerme prostituta. Alababan mi cuerpo, mis tetas, mi rostro… pero cuando me miraban y veían mi semblante serio, siempre me decían que tenía que ser más risueña para eso.
    
    Sabía de sobra que mi madre ni se enteraría, siempre que le preparase la comida tres veces al día. Sabía de sobra que ese dinero nos vendría muy bien, porque por mucho que odiase o despreciase a mi madre, mi madre era mi madre y aunque con disgusto, siempre la ayudaría. Pero nunca sentí esa llamada para ser puta, no iba conmigo.
    
    Pero el lunes, cuando terminaba la clase de las 11, el conserje entró en clase y le dijo algo al oído de la profe y se marchó. Al terminar la clase, la profe me llamó y me dijo que Dª Andrea quería hablar conmigo antes de las 13 horas, así que me fui directamente a su despacho, junto a la sala de profesores, llamé en la puerta y entré. Me sonrió y en voz baja me dijo:
    
    – ¿Puedes comer conmigo en mi casa sobre las 14 h.? Necesito hablar unos minutos contigo. Solo hablar -me dijo guiñando un ojo- Compraré algo para comer las dos.
    
    – No te preocupes, como yo saldré antes, puedo ir al mismo sitio de la otra noche y comprar para las dos. Si me dices qué te apetece comer y me das unos euros, porque yo solo llevo seis.
    
    – Para comer me apetece lo mismo que en el sexo, carne o pescado. Me es indiferente. Puedes comprar una cosa para ti y otra para mí y lo mezclamos. Y voy a hacer contigo algo que nunca he hecho con nadie, dejarte mis llaves y así podrás entrar en mi casa.
    
    Y efectivamente, me dio las llaves y 20€, pero antes besó las llaves y me las ofreció junto a mis labios. Las besé y se las recogí. Al finalizar las clases, cogí el bus y fui al centro comercial donde compré la comida, y al llegar a su casa, un temblor de piernas me invadió. No me atrevía a entrar. Tenía miedo, todo estaba resultando muy fácil. Ayer era su alumna, hoy era su amante, y mañana posiblemente su esclava, o la fuente de sus placeres, o el culmen de sus perversiones. Aparté mis dudas, me animé, entré en el jardín y al interior de la casa. Y dejé las llaves encima de la mesa.
    
    Cuando llegó Andrea, la mesa de la cocina estaba puesta y yo me estaba lavando las manos, porque en ese mismo momento había terminado una fuente de ensalada de productos de su frigo. Andrea miró la mesa, la botella de vino, la jarra del agua fresca, las copas para el vino y los vasos para el agua. Las dos fuentes de merluza y lomo con sus correspondientes guarniciones y la ensalada. Me miró a mí, se acercó, me dio un dulce y cálido beso y me preguntó sonriendo:
    
    – Eres un encanto para todo ¿Quieres casarte conmigo?
    
    No sabía el por qué, pero empezó a desnudarse y yo hice lo mismo -luego supe que le encantaba ir desnuda por casa-. Ya las dos desnudas, nos sentamos frente a frente y Andrea empezó a hablarme que el viernes de esa semana empezaban las vacaciones de Semana ...
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