1. Fue por mi madre


    Fecha: 27/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Libre95, Fuente: SexoSinTabues30

    ... distribuidos para no ser vistos vestida (al menos no los indiscretos), decoraban su cuerpo.
    
    Se acercó a mí, sus dos manos cogieron mi rostro, sus ojos se clavaron en los míos y me dio un beso dulce, muy dulce. Y al separarnos unos centímetros, me dijo susurrando:
    
    – Voy a ayudarte a llevar la vida que quieres, te haré plenamente bisexual, te presentaré a una pandilla de chicas y chicos que te harán muy feliz, y si tus ánimos de sexo sin límites crecen, ten por segura que conmigo y a través de mí, todos tus apetitos sexuales serán complacidos sin límites y muchos más que no te imaginas. Y por supuesto, podrás quedarte preñada cuantas veces lo desees, conmigo a tu lado podrás abortar siempre.
    
    Me cogió la mano, bajé del sofá, y andando las dos lentamente me llevó al dormitorio. Y vi su enorme cama.
    
    – Lidia, tu vida es muy especial y problemática y por tanto, tienes unos sentimientos muy sensibles aunque te creas muy dura. Tienes un cuerpo escultural y aún te quedan unas semanas para los 16 años, mientras yo tengo 49. Tú aún eres casi virgen y yo soy una depravada mujer que se ha quedado preñada muchas veces y que te convertirá en poco tiempo en una depravada y pervertida puta y porno actriz ¿estás segura de que quieres seguir adelante con nuestras relaciones sexuales y entregarte plenamente a una vida de vicio? Porque en esta vida sexual, si te metes, nunca tendrás bastante sexo.
    
    Asentí con la cabeza al mismo tiempo que me terminaba de desnudar. Andrea se quitó los pantis, se abrazó a mí y empezó a besarme. Labios, pómulos, ojos, frente, orejas… mientras sus manos acariciaban mi cuerpo. Volví a cerrar los ojos. Sus besos, caricias, su muslo metiéndose entre mis piernas y jugando con mi conejito, aprisionándolo, rozándolo sin compasión… era demasiado para mí que nunca había tenido una madre que me abrazase, me besase y me quisiese ¡y exploté! De forma inesperada me vino una oleada de placer, mi manantial vaginal se abrió de nuevo y mientras expulsaba abundantes fluidos, mi cuerpo se estremeció brutalmente y ahora fui yo quien tomó la iniciativa.
    
    Abracé con furia a mi amante y la que daba los besos, acariciaba, chupaba y mordía sus pezones, masturbaba con rabia su vagina y volvía loco a su clítoris, era yo. Incluso penetré dentro de ella con dos de mis dedos para coger ese clítoris y con el pulgar por la parte de fuera, lo iba masajeando, estirando, aprisionándolo y jugando con él dándole un gran placer. Cierto que ninguna polla me había desvirgado, pero mi soledad, mi introversión y a veces hasta mis pequeñas depresiones, hacía que me masturbase varias veces al día convirtiéndome en una experta en darme y dar, ese clase de placer.
    
    Y Andrea era muy depravada, muy profesional, con muchos años de ventaja sobre mí… pero también era «solo una mujer». Y como mujer, se apretó a mí intensamente, dio un grito gutural larguísimo, me abrazó y me colmó de besos, mientras mi mano se llenaba del néctar de su gran orgasmo. Mi mano derramaba sus ...
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