1. Camino hacia zoodoma. Capítulo III


    Fecha: 15/09/2019, Categorías: Zoofilia Autor: Nikki, Fuente: TodoRelatos

    ... todos los invitados. Cuando ya eran pasadas las once varias personas se habían ido, y sólo quedábamos los de carrera larga, embriagados con el relajo y la bebida. Cuando el alcohol se le subió a mi tío, comenzó a acapararme como su pareja de baile. Conforme se iba haciendo mas tarde, sus intensiones conmigo se hacían mas evidentes. Comenzó agarrando fuerte mi cadera, para después poco a poco bajar sus manos a mis nalgas para apretarlas. Cuando pasaba lo tomaba de los brazos para evitar sus manoseos, pero dada su insistencia llegó un momento en que simplemente dejé que pasara.
    
    Quizá era porque estaba borracha, pero aquello me excitaba un poco. Además no quería causar una escena, todos la estaban pasando bien y no tenia el ánimo de echarles a perder la fiesta. Guillermo, mi tío, era un tipo gordo de mas de cien kilos, de menos de un metro sesenta de estatura. De cuerpo completamente peludo, era como un osito regordete de felpa. Siempre había sido muy atento con mi familia, es más, el fue quien nos regaló a nuestra primera mascota. Cuando llegué a la adolescencia comenzó a ser mas dadivoso conmigo. No nos visitaba muy a menudo, pero cuando lo hacía solía llenarme de regalos. De pequeña no me daba cuenta, pero ahora con mi nueva experiencia entiendo que se sentía atraído hacia mi. Y ese día con bastantes copas arriba, ya no le importaba esconder lo que quería. Era un gordo asqueroso, con un horrible aliento a cerveza, y que además era mi familiar consanguíneo. Y era eso exactamente lo que me generaba el calentón. Era sucio y prohibido, y aunque no tenía intención de llegar mas lejos, le dejaría que me tocara todo lo que quisiera como premio a sus años de generosidad.
    
    El lugar era un poco oscuro, y nosotros estábamos a la orilla de la pista, junto a la mesa que habíamos compartido para comer. Esa zona pasaba de incógnita para los demás asistentes, que además estaban perdidos en sus propios asuntos. En el momento en que le di rienda suelta a sus arrumacos comenzó a apretarme las nalgas con mas descaro, a la par que hundía su cara entre mis pechos que le quedaban casi a la altura de su rostro. El aroma de su horrible aliento me embriagaba más que las copas que estaba tomando, pero en cuanto sentí que su mano se abría camino por debajo de mi vestido, decidí que era el punto en que debía marcar un alto.
    
    — Tranquilo tío, ya se está pasando usted de la raya.— le dije mientras daba un par de pasos atrás empujándolo.
    
    — Perdóname princesa, se me… resbaló la mano. Sabes que no soy así, es solo que estás bien hermosa y no me puedo controlar.— contestó entre balbuceos, visiblemente afectado por todo lo que había bebido.
    
    — Se le resbaló la mano o no se controla, a ver, póngase de acuerdo tío. Yo creo que usted ya está muy borracho.— le dije entre risas al escuchar sus incoherencias.
    
    — Si mija, ya estoy bien pedo. Sabes que no soy así, se me resbaló la mano… y es que estás bien rica.
    
    Tras detener aquel magreo disfrazado de baile, me dirigí ...
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