Vacaciones para cuatro 14 - Relatos Eróticos

Vacaciones para cuatro 14

... recuperándose de su orgasmo en la espalda de Paula. Era la pelirroja.

La pareja salió de nosotras y se pusieron en pie. Siguiendo las ordenes de nuestra señora, les quitamos los arneses que nos acababan de follar. La pelirroja soltó la cadena que llevaba al cuello y vi como salía de entre sus perfectos pechos una llave. Me la entregó y supe lo que debía hacer.

Mientras yo trasteaba con la llave en la castidad del hombre, ella le arrebató la mía a Irene, quedando esta a buen resguardo en su canalillo. Pareciese que necesitaba sentir entre sus tetas el poder de la castidad de alguien. Por fin conseguí sacar la cilíndrica cerradura. Con cuidado retiré la goma que cubría aquel minúsculo pene. Al hacerlo, el aro que presionaba sus testículos cayó al suelo. Sin más contacto por mi parte, ese pene fue creciendo poco a poco ante mis ojos.

- Eres libre por esta noche. Puedes hacer lo que quieras con estas zorras, con las tres. – le dijo la pelirroja al hombre.

Como un condenado a muerte que recibe el indulto, su cara cambió. Se quitó los zapatos y tirando de las medias, las arrancó de sus piernas. Su pene ya tenía un tamaño considerable. La situación había cambiado completamente. Y viendo la cara de su novia, estaba claro que no se lo esperaba.

- Pero… yo soy su Ama… - increpó Irene.

- De momento lo soy yo. Igual que de todas vosotras. Hay que darle la oportunidad de elegir. Puede ser una despedida de su vida dominante, o una vuelta atrás. Él elige. Y tú ahora obedeces.

La pelirroja dio un paso atrás, dejando al hombre ahora como director de escena. Irene se quedo de pie a su lado, sin saber que hacer. Yo seguía arrodillada frente a él, con su pene creciendo por si solo en mi cara. Era tan bonita, tan grande, tan viril…

- Tócala. – me dijo él, con esa voz ronca tan sexy.

Como si hubiera leído mis pensamientos, me dio la orden que yo más deseaba. Con mimo acaricie su miembro, haciendo que él soltase un suspiro de placer. ¿Cuánto tiempo llevaría ese hombre sin que nadie le tocase la polla? Ni siquiera el mismo…

Mientras mis manos notaban como su polla crecía y se ponía cada vez más dura, él nos soltó las cadenas de nuestros collares. Llevé mi otra mano a sus huevos, estaban a rebosar. Nos iba a reventar a las tres.

- Tráemela. – le dijo a Paula, refiriéndose a Irene.

Paula se levantó con una sonrisa y fue directa a por la rubia. Metiendo un dedo en su collar, la llevó frente a su novio.

- Desnúdala. Y tú, mastúrbame. – nos ordenó a Paula y a mí, respectivamente.

Con gran satisfacción comencé a menear aquella tranca colosal con mi mano, mientras Paula desnudaba a su novia delante de todos. Pronto Irene quedo completamente desnuda y yo tenía la polla de aquel hombre como un bate de beisbol.

- De rodillas, todas.

Paula cayó de inmediato frente a la monstruosidad que yo tenía en mis manos. Después lo hizo la rubia, quedando esta en medio.

- Abrir la boca.

Las tres obedecimos de inmediato. Creo que todas ...